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Zidane tiene que sacar a Asensio del limbo

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La irregularidad presidió la actuación del Real Madrid contra el Borussia de Dortmund, equipo atractivo por sus intenciones, pero decepcionante por su debilidad defensiva. Atrás, muy atrás, quedan sus aspiraciones en Alemania y Europa. Llegó a la final de la Liga de Campeones en 2013, la perdió frente al Bayern de Múnich en un partido apasionante y desde entonces ha resbalado en el ranking. No es un equipo fiable. Tampoco el Madrid actual, pero se sospecha que es un problema coyuntural.

Zidane mezcló titulares y suplentes, decisión poco habitual en las últimas jornadas, donde el equipo titular ha sido muy previsible. El Madrid fetén, el que ganó la Copa de Europa en Cardiff, ha funcionado peor de lo esperado: derrotas (sin los lesionados Keylor y Carvajal) con el Girona y Tottenham; empates con el Atlético de Madrid y Athletic. La ausencia de los jóvenes resultó más significativa que nunca en la era Zidane. Por primera vez, se edificó una frontera casi hermética entre los titulares y los suplentes.

La brecha no ha favorecido a nadie. El Madrid ha flojeado más de la cuenta en la Liga (su peor rendimiento desde la temporada 2008-09) y se han despertado dudas con respecto a los fichajes del verano, representantes de la excelente generación que conquistó el Europeo Sub-19 hace dos años y alcanzó este verano la final del Campeonato de Europa Sub-21. No ayudaron los partidos frente al Fuenlabrada en la Copa del Rey. Los suplentes parecieron más suplentes de lo previsto.

Contra el Borussia Dortmund se produjo una mezcla equilibrada. Zidane alineó a Theo, Kovacic, Lucas Vázquez y Mayoral. Luego ingresaron Ceballos y Marcos Llorente. Todos mejoraron sus recientes actuaciones. Mayoral y Lucas Vázquez anotaron dos de los tres goles. Theo sufrió con Pulisic, pero perforó la banda izquierda con su tremenda potencia. Ceballos y Marcos Llorente ayudaron al buen juego del Madrid en los últimos 30 minutos del encuentro, que levantó el ánimo de la hinchada. Ayudó el gran partido de Cristiano Ronaldo, tan insaciable en remate como siempre, pero más ágil, más rápido y más participativo que en las últimas semanas.

En este contexto, donde se ha abierto más distancia de la conveniente entre el equipo titular y la denominada segunda unidad, ningún jugador ha sufrido más esta fractura que Marco Asensio, un jugadorazo que ha estado más cerca de los suplentes que de las figuras. Su presencia en la ida frente al Fuenlabrada, donde había varios jugadores del Castilla, señaló muy gráficamente su situación. Asensio se encuentra en el delicado territorio del jugador que merece ser titular, pero se le empuja poco a poco a la suplencia.

Asensio no figuró en la alineación inicial contra el Borussia Dortmund. Sustituyó al lesionado Varane en el primer tiempo y su respuesta hasta el descanso fue preocupante. Pasó inadvertido. Pareció entristecido, sin la pujanza que le caracteriza. Asensio, cuyo impacto en el juego y en los goles siempre ha sido notable, no dejó un solo detalle en la primera parte. En la segunda proclamó por qué es un jugador esencial para el Real Madrid y la Selección española.

El Borussia no encontró la manera de detener a Asensio, inclinado a la izquierda durante todo el segundo tiempo. Utilizó todo su repertorio (la precisión en los centros, la facilidad para asociarse, los lujos técnicos cuando fue necesario) para mostrar una superioridad que no es fácil de manifestar en la Copa de Europa. La categoría de Asensio no es discutible. No puede perder peso en un equipo que le necesita. Al Madrid no le conviene ubicar a Asensio en ese peligroso limbo donde el jugador no se siente ni titular, ni suplente.