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Los cuentos chinos de Mascherano empiezan a hacerse aburridos

Cuento 1. En el primer año de Luis Enrique, el asturiano y Messi las tuvieron tiesas y el entrenador incluso llegó a proponer a la directiva una sanción de empleo y sueldo para el argentino, que no se presentó al tradicional entrenamiento abierto a los niños con motivo de la festividad de Reyes. Xavi, discretamente, recondujo la situación sin focos ni publicidad. Mascherano, en cambió, pidió el micrófono y acusó públicamente a los periodistas de ser unos mentirosos que buscaban el mal del equipo. Como se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, desde dentro del vestuario Mathieu reconoció las tensiones y quedó claro que tras Anoeta hubo más que palabras entre la estrella y el técnico. Y los que mintieron no fueron precisamente los medios.

Cuento 2. En 2014, Mascherano dijo en Elche que podía ser su “fin de ciclo”. Luego el Barça perdió el título con el Atlético, pero él renovó hasta 2018... En 2017, reconoció haber cometido un delito fiscal contra Hacienda. Desde el primer momento, uno de los mejor pagados de LaLiga reconoció distraer impuestos y pactó su condena pagando a cambio de no iniciarse un proceso penal. Pero quedó con unos antecedentes que se le retirarían si en un período de tiempo no volvía a delinquir. Eso le provocó angustia. Dijo a sus allegados que meditaba irse de España porque “si atropellaba a un perro podía ir a la cárcel” y añadió que “quizás no estaba ya a la altura que exige este equipo”. Tenía una oferta del Nápoles de Benítez. Finalmente, hace año y medio, el Barcelona le mejoró el contrato y le mantuvo una cláusula de 100 millones. Todo parecía en paz.

Cuento 3. La temporada pasada llegó Umtiti, que este año ya se ha hecho con la plaza de pareja de Piqué y a la llegada de Valverde se acordó con la Real Sociedad el traspaso de Íñigo Martínez mediante el pago de la cláusula. Íñigo llegó a mirar piso y colegio en Barcelona. Pero la operación se frustró para que Mascherano, uno de los capitanes, no pusiera mala cara.

Cuento 4. Ahora, con Umtiti lesionado, Mascherano dice que se quiere ir en enero a China forzando su salida con un traspaso de unos 5 millones. Da por amortizada su era de blaugrana y le preocupa el Mundial de Rusia. De momento, no ha dicho esta boca es mía. Pero este es un lío que sólo puede arreglar él hablando claro (que no es lo mismo que hablar bien), aunque sea una vez.