Este es el número 17.014 de nuestro As
Hoy cumplimos cincuenta años. Escribo aún bajo la impresión de nuestra gala de anteanoche, en la que el Rey nos honró con sus compañía y con sus palabras de elogio al papel de la prensa deportiva. Y también con el recuerdo de aquel lejano día, que me pilló con dieciséis años, cuando traicioné a ‘Marca’, que por entonces compraba ya dos o tres días por semana, e invertí tres pesetas en el primer ejemplar de As. Estaba cargado de novedades. Recuerdo que iniciaba una biografía de Pirri por capítulos, que iba cargado de secciones llamativas y que traía una ‘chica del As’, que en aquel día de estreno fue nada menos que Conchita Velasco.
Pero acabaron las fiestas y toca seguir. Este es el número 17.014 (si es que no hemos perdido la cuenta en tanto tiempo) y toca contar lo de ayer. Y lo de ayer es, antes que nada, la caída consumada del Atlético en la Champions. Una lástima en esta temporada de estreno de campo. Los que hurgamos en la historia del fútbol sabemos que suele pasar que a campo nuevo el equipo rinda peor durante unos meses. Hay que acoplarse, hasta sentirse cómodo, como en toda mudanza de domicilio. Luis Aragonés decía que a jaula nueva, pájaro muerto. Al Atlético esta mudanza se le ha juntado además con la prohibición de fichar hasta enero.
¡Ay, aquel empate en Roma, con tantísimas ocasiones esfumadas! ¡Ay, los cuatro puntos perdidos ante el Qarabag! ¡Ay, aquel gol de Batshuayi en el descuento en el Metropolitano! Pero ya no cabe llorar sobre la leche derramada, sino mirar a la Europa League, mal menor. Pasado el disgusto, el objetivo parecerá apetecible. Por la final ganada en Hamburgo en esta competición empezó el Atlético a construir este periodo glorioso. Con el Barça y el Madrid ya clasificados, ahora nos queda que el Sevilla empate en Maribor. Tres de cuatro no estaría nada mal. Se lo seguiremos contando desde aquí, como venimos haciendo desde hace cincuenta años.