Caracol Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

BARCELONA

Paulinho, el remiendo de los 40 millones, ya es intocable

Valverde le ha dado la camiseta de titular en Turín y Valencia y se intuye que jugará los partidos de dificultad máxima esta temporada.

Paulinho, el remiendo de los 40 millones, ya es intocable
David González

Paulinho ya es titularísimo en el Barça. Integrado rápido en el vestuario y en las costumbres de la Liga, era fácil intuir que el brasileño, firmado entre sospechas este verano por 40 millones de euros procedente del Guangzhou Evergrande, tendría protagonismo en partidos importantes. Con buena sintonía con Messi, con el que ha conectado en el vestuario desde su llegada, y con jerarquía en el campo por la personalidad que demuestra, seguramente su mejor virtud más allá de su fútbol, ha jugado como titular en tres de las cuatro salidas más complicadas del Barça hasta el momento: San Mamés, Juventus Stadium y Mestalla. Sólo fue suplente en el Metropolitano. Allí Valverde lo metió en el campo a once minutos del final para intentar aprovechar su llegada cuando el partido se había roto con 1-1.

Padre de mellizos hace apenas unas semanas (la noche antes del partido ante Olympiacos), Paulinho ha terminado por ocupar el puesto en el que Valverde andaba dudando en la banda derecha. Después de la lesión de Dembélé, de no terminar satisfecho con Deulofeu (que volvió a ofrecer una floja versión en Valencia), y tras la lesión de Sergi Roberto, la nueva fórmula parece ser Alcácer en casa y Paulinho, lejos del Camp Nou. Eso, hasta que se recupere el Mosquito, que quiere estar listo en dos semanas por más que en el lcub no quieran prisas con él.

El encaje del ex jugador del Corinthians obliga a una nueva modificación del sistema, que Valverde ha ido modelando desde que empezó la temporada. Jugador de gran despliegue físico, Paulinho ha ocupado ante Juventus y Valencia una posición de cuarto centrocampista y falso enganche. Es uno de los primeros jugadores en acudir a la presión, liberando de esfuerzos a Messi. En ataque, y con ciertas dificultades en la creación, su fútbol se basa más en descargar con primeros toques a la zona de creación y de apariciones por sorpresa. Siempre vigilando respetar las zonas de influencia de Messi en la construcción del juego para no convertirse en estorbo. Su inclusión en el equipo ha permitido que el Barça tenga superioridad numérica en el medio (Messi juega ya la mayoría de los ratos como centrocampista) y controle mejor los partidos.

Autor de cuatro goles ya esta Liga en apenas 500 minutos de juego, Paulinho ha terminado con debates. Recibido con numerosos reparos por la afición, que no terminó de entender los 40 millones que el Barça desembolsó, y por la crítica, que lo consideraba un jugador alejadísimo del estilo de juego que proclama el club, empieza a demostrar que su incorporación tenía sentido. El Barça necesitaba fútbol, sí, pero también jugadores capaces de aumentar el nivel competitivo de un equipo que en las dos últimas temporadas se había derretido en los mejores campos de Europa, especialmente el año pasado en París y Turín. Messi y los pesos pesados del vestuario conocían esa debilidad y por eso también pidieron jugadores de este perfil. Se intuye que Paulinho tendrá un sitio en el once o estará muy cerca de él en los partidos clave de la temporada.