Sevilla remonta y vence con un buen partido de Luis Muriel
Sevilla remontó un partido que tenía perdido tras los goles de Bakambu y Bacca. Lenglet, Vázquez y Banega (penalti) superaron la proeza lograda ante el Liverpool en Champions.
El Sevilla estuvo muerto y otra vez resucitó. Si ante el Liverpool dicen que la charla de Berizzo fue clave con 0-3, frente al Villarreal los más decisivos, con permiso de Banega, fueron Rodrigo, Barbosa, Víctor Ruiz y Luis Fernando Muriel cuando el 2-0 le arrinconaba luego de los goles de Bakambu y del colombiano Carlos Bacca.
El Villarreal había metido un ritmo trepidante al primer tiempo. Pese a haber descansado dos días menos que el Sevilla tras sus andanzas por Europa, pareció tener más nivel. Los cinco cambios de Calleja se notaron. El Sevilla sólo amenazó hasta entonces con una rosca de Sarabia y con una gran arrancada de Muriel censurada de mala manera por uno de los asistentes. El 1-0 fue un claro ejemplo de dominio local. La jugada (19’) comenzó en un saque de banda en campo propio, continuó con un preciso y precioso cambio de orientación de Bacca y finalizó con una asistencia de Fornals y con un remate de Bakambu, el pichichi amarillo.
El Villarreal, como ya es costumbre, no especuló ni miró al marcador. Se remangó e intentó ir por más. Seguía más cómodo que su adversario. Bacca tuvo el segundo gol ocho minutos después del primer zarpazo. El Sevilla pedía a gritos el descanso en busca de otra terapia sanadora.
El Villarreal regresó al partido sabiendo que no podía dejar pasar la oportunidad de superar a un rival directo en la tabla. En una contra de libro, Fornals conectó con Bacca y éste, en una carrera prodigiosa desde medio campo, dejó atrás a Geis y a Rico para marcar a placer antes de pedir perdón a su antigua afición.
Aun así, pese a este gol de bandera, el Sevilla no pensó en rendirse. Su experiencia y corazón se lo impiden. Lenglet marcó en el 55’ de cabeza en una falta (dedicatoria a Berizzo) y el Mudo, con ayuda de Barbosa, empató con una suave rosca sólo un minuto después.
Y cuando el Sevilla arranca es una aplanadora. Víctor Ruiz trabó a Mercado, regaló un penalti decisivo y acabó expulsado. Ni la tijera en el descuento de Bakambu pudo maquillar un 2-3 engañoso que deja al Villarreal tocado sin merecerlo y a Berizzo radiante por la moraleja: pelear siempre tiene recompensa.
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