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La deuda de la ciudad de Barcelona con Kubala y los mitos del deporte

101 kilómetros, mil nombres. Barcelona tiene una extensión aproximada de 101 kilómetros cuadrados en los que hay unas mil calles con sus respectivos nombres. Si a ellas les unimos parques, pasajes, jardines, plazas y locales municipales dan cerca de 2.500 nombres que dan nombre y apellido a la ciudad. Que conforman su personalidad. Barcelona, que a lo largo del último siglo (desde la Olimpiada Popular del 36 hasta nuestros días para ser concreto) ha hecho del deporte una de sus señas de identidad. Pues bien, contando jardines, calles, parques y pasajes únicamente 14 lugares hacen referencia a deportistas en un debate que se ha puesto de nuevo de actualidad después de que Barnabás Kovács, Cónsul de Hungría en la ciudad, volviera a reclamar al consistorio que le dediquen una calle a Ladislao Kubala. Una iniciativa a la que se sumó el Barça oficialmente tras su reunión de junta directiva del pasado lunes. Pero esta es una polémica que viene de lejos y no parece fácil.

De Zamora a Samitier. Únicamente seis deportistas tienen una calle/plaza/jardines en el nomenclátor de la ciudad según he podido comprobar gracias a un artículo de un periodista referente en estas lides como es Juan Manuel Surroca: Joan Gamper, Joaquín Blume, Pepe Samitier, Ricardo Zamora y el ex campeón mundial de billar Joaquín Domingo. Todas sus placas están al lado de donde vivieron, lograron sus éxitos o en recintos deportivos relacionados con su actividad. Parecen pocas.

El caso Kubala y Albert Pla. Con Kubala se ha vivido a lo largo de los años un debate apasionado que ha implicado al Barcelona, la Agrupació Barça Jugadors, el Ayuntamiento del PSC, de Convergència y ahora a Colau. El año 2007 se adjudicó finalmente una calle a Kubala, pero la decisión fue la peor de las soluciones. Se le designó un callejón interior de servicio dentro de un bloque de pisos que se alzaban en el solar del antiguo campo de Les Corts. 35 metros de calle escondida que provocaron que la familia del mito y los veteranos del club renunciaran a ese supuesto honor. Fue entonces cuando el cantante Albert Pla se ofreció a asumir la losa de tener una calle hasta que a Kubala le dieran una mejor. “Al parecer, semejante callejón es demasiado poca cosa. El gran futbolista merece una plaza enorme y floreada. Es más, ofrezco mi nombre para bautizar a tan desdichada callecita. Si nadie la quiere, a mí no me importa adoptarla, cuidarla y darle mis apellidos”.