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Nada sirve si la pelota no entra

Son legión los que piensan que, en el mundo del fútbol, el dinero tiene que estar en el banco y no el campo. Ni tanto ni tan poco y menos en el caso de clubes como la Unión Deportiva Las Palmas, que tan mal lo pasaron en un pasado tan reciente que a veces escuece. Con heridas cuyo recuerdo jamás debe cicatrizar para no repetir errores fatales. Primero hormiga y en ningún caso cigarra, Las Palmas ha llevado al extremo su capacidad de ahorro justo cuando tiene más dinero que nunca. Cuando tiene más posibilidades, a todos los niveles, que nunca. Cuando más podría gastar, menos lo hace. Ironías de la vida, caprichoso el destino, tiene ahora la plantilla más cara de su historia, en ningún caso la mejor por lo demostrado hasta la fecha. Fichas en mano, balance positivo en mente, cada euro escrutado.

Es cierto. No le ha ido mal a la entidad insular con esta política de coste cero, de pagar traspasos sólo de vez en cuando (Ortuño o Lemos), de buscar jugadores sin equipo. Eso está muy bien para subsistir, por supuesto. Pero como casi todo en la vida, el dinero marca la diferencia. De nada serviría el proceso de modernización de Las Palmas (oficinas en el Estadio, nuevas instalaciones de entrenamiento) si al final de temporada da con sus huesos en el páramo de la Segunda División. El dinero no da la felicidad, pero es un atajo. Y a veces, perder un poco ahora es ganar el doble después. Porque la consolidación en Primera División tiene un precio. De nada sirve lo de alrededor si la pelota no entra. Tan fácil y complicado a la vez. Tan mágico como el fútbol. Todo en consonancia. Nada sin las victorias.