Una pista para el despegue
Si cuando acabó el funesto partido de Copa ante el Formentera la parroquia bilbaína tenía un depresión de caballo, el personal desfiló ayer con otra cara. La gente quiere ver esa actitud, que no haya miedo a perder, que dé igual quién está enfrente. Como este equipo ha decepcionado tanto hasta ayer cabe respetar al que se pregunte: ¿por qué solo este arrojo contra los grandes? Al nivel de ayer nadie dudaría que el enredado grupo de Europa League sería un paseo rojiblanco. Al menos es un apoyo para despegar.
Valverde vivió un día de nostalgia. Aunque se proyectó durante largo tiempo una imagen suya en los videomarcadores, la gente estaba ya al partido y apenas adquirió relevancia el homenaje. Pudo verse reflejado en el Athletic de ayer, tan impetuoso y aventurero como el que apadrinó durante cuatro años. Ziganda ordenó una presión alta y el desgaste y coraje cautivaron. Tiene a su disposición al eterno Aduriz y al emergente Arrizabalaga, pero en esto todavía mandan dos cracks como Messi y Ter Stegen.