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La bici de Luis, Del Bosque y Lopetegui

Como tantos otros, recuerdo con afecto mi primera bici. Me la compraron crecedera y la hice durar muchos años. Como tantos otros, de cuando en cuando le cambiaba algo. Los frenos, que llegué a conocer los de varilla. El faro y la dinamo. Las coronas, según aparecían las mayores posibilidades del cambio. El manillar, que en su día preferí de carreras. Por supuesto, las cubiertas y las cámaras. Muchos radios, claro, de uno en uno, hasta llegar a las llantas, que también. Un día, al cabo de los años, la miraba y pensaba si seguía siendo aquella bici. Eché cuentas. Le quedaba el cuadro, daba vueltas a cambiarlo. Pero sí, aún era mi bici, decidí.

Así pasa con los equipos, pensaba el viernes, cuando la alineación de Lopetegui me hizo recordar aquello. Son trece meses de Lopetegui. Al principio se manejó con la misma gente que le venía de Del Bosque, con la principal novedad de un papel más protagonista de Vitolo. Luego ha seguido habiendo retoques. Ante Albania fueron varios de golpe, muchos forzados por bajas. Odriozola en el lateral, Saúl de medio centro, Rodrigo de nueve, Isco definitivamente elevado a jefe de las operaciones. Silva, sí, se mantenía como enlace de la memoria con aquella nube de excelsos tocadores en la media punta, pero hasta él, pelado así, ya parece otro.

¿Otra bici? No, sigue siendo nuestra bici. La misma que fabricó Luis Aragonés, que mantuvo durante tiempo Del Bosque, al que le empezó a dar pegas a pesar de algunos retoques. Ahora Lopetegui vuelve a sustituir piezas, pero la bici sigue siendo la misma. Su juego nos complace, nos sigue sonando tan familiar como el viento en la cara arriba de la bici en verano, en cualquier verano. Lopetegui lo está haciendo muy bien, como se hacen las cosas. Con tacto, sin prisa, sin pausa, aliándose con el tiempo para que trabaje a tu favor. España da nuevos jugadores y él sabe cuándo acudir a ellos. La Selección vuelve a dar alegrías.