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Lopetegui, Piqué, Isco, Silva, Odriozola...

Bien está lo que bien acaba. España recorrió en media hora brillantísima y un resto de partido correcto el último tramo para alcanzar el Mundial. Ya está. Creíamos que el ‘goal average’ iba a servir para decidir la clasificación final del grupo, pero el empate de ayer de Italia ante Macedonia puso fin a todo suspense en la última jornada. España está clasificada gracias a un magnífico desempeño en toda la fase. Esto podría haber llegado incluso antes, porque en Italia merecimos ganar y se escapó la victoria aún no me explico cómo. Pero quizá haya sido mejor así. El partido de anoche, ante Albania, resultó útil para muchas cosas.

Doctoró definitivamente a Lopetegui. Albania no era un rival tremendo, desde luego, pero es la menos ‘maría’ de las ‘marías’ del grupo. Partidos así se atascan a veces. España afrontaba este con bajas serias, algunas de las cuales afectaban a su estructura. Faltó Sergio Busquets, la clave de bóveda del equipo. Faltaron imprevistamente, por percances del último domingo, Carvajal, Iniesta y Morata. Y a eso se añadía el ‘caso Piqué’, esta vez agudizado. Ya no se trataba de su proverbial falta de prudencia en las cosas del Madrid, que tanta tinta han hecho correr. Ahora estaba en el eje del tema nacional, en el que se hizo presente, con división de opiniones.

Todo eso tuvo la respuesta de media hora maravillosa, con un Isco estelar, acompañado de Silva, que viene a ser la solera que mantiene en este equipo el aroma de ‘aquél’, más un buen desempeño de tantos otros. Entre ellos dos nuevos, Rodrigo, que en la Sub-21 tuvo gran peso en su día, y Odriozola, un lateral elegante e industrioso que dijo aquí estoy yo. Y todos los demás. El partido se elevó pronto al 3-0, tres goles preciosos. Al compás del buen juego, los pitos a Piqué, que nunca fueron abrumadores, se disolvieron discretamente. Fue media hora excelsa, seguida de un partido correcto. Fue el fútbol dando otra alegría a un país que la necesitaba.