Los All Blacks cumplen ante unos Pumas que sólo convencen tras el descanso
Nueva Zelanda deslumbró durante 20 minutos y después Argentina plantó cara a los campeones en la segunda mitad pese a caer 10-36.
Los All Blacks siguen pasando el rodillo. Esta vez no lo hicieron durante todo el partido como acostumbran, simplemente cumplieron el expediente en Buenos Aires frente a unos Pumas muy bravos tras el descanso pero endebles en la primera mitad. La noticia estuvo en que Argentina casi logra que los campeones del Mundo no sumasen en toda la segunda mitad y eso ya es para aplaudir pese a perder 10-36.
La igualdad duró cinco minutos. Nueva Zelanda salió a arrollar desde el primer segundo pero McKenzie perdía el oval pegado a la línea. Tras un golpe de castigo pasado por Barrett y otro por Nico Sánchez llegó el festival. En apenas 20 minutos los All Blacks hicieron de las suyas y jugando a la mano y corriendo llegaron dos ensayos de Read, McKenzie y Naholo, forzando entre medias la amarilla habitual de Lavanini. La noticia estuvo ahí, en que desde el minuto 26 hasta el 81' no volvieron a sumar los de Steve Hansen.
Argentina plantó cara en la segunda parte y forzó incluso por el camino las tarjetas de Todd y el capitán kiwi. Costó durante 12 minutos que los All Blacks frenasen a los Pumas sobre la línea de marca pero finalmente Leguizamón se colaba en una montaña de jugadores y hacía la marca del honor para los sudamericanos. En esa segunda parte, Nueva Zelanda gestionó su renta y vio como los Pumas, armados con su moral, le plantaban cara. Pasaban los minutos y se rozaba un hecho inusual, que el campeón mundial no anotase en toda la segunda mitad. Así estuvo casi una hora, pero el debutante Havidi posó el oval ya con el tiempo cumplido para poner el 10-36. Otro partido y otro triunfo con bonus de una Nueva Zelanda que ya era campeona del The Championship horas antes tras el empate de Sudáfrica ante Australia. En la última jornada, los Pumas buscarán sus primeros puntos de 2017 en casa ante Australia y los All Blacks completar un torneo casi perfecto en el feudo de los Springboks.