Ha logrado la cuarta victoria del año, esta vez sobre mojado, tras batir a Petrucci en la última vuelta, y se pone líder empatado a puntos con Dovizioso, tercero.
Tan eterna como emocionante ha resultado la carrera del GP de San Marino, por la lluvia, que conlleva inevitablemente caídas, y por tanto como hay en juego, un título de MotoGP que continúa en un pañuelo, aunque ahora con sólo tres candidatos en lugar de cinco. Ha ganado Márquez, porque a su lado el caballo de Espartero no es más que un Poni. También porque se maneja en los límites como nadie y los lleva más lejos que los demás, al punto de ser capaz de derrapar con su Honda bajo la lluvia como si fuera tarea fácil. Y, sobre todo, porque es un caníbal que no perdona nunca y en un día en el que le valía ser segundo, justo por delante de Dovizioso, no se ha conformado y ha privado en la última vuelta a Petrucci de su primera victoria mundialista.