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Neymar y Mbappé: el PSG va sin cadena

No hace tanto, L’Équipe publicó un chiste con el Madrid cuando Florentino se ganó, en justicia, fama de compralotodo al precio que fuere. Alguien decía a alguien: “El Madrid ha fichado a Beckham”. Y el otro respondía. “Y a Schumacher para conducir el autobús”. Entonces el Madrid se presentaba como un depredador implacable. Se llevó sucesivamente a Figo del Barça, a Zidane de la Juve, a Ronaldo del Inter, a Beckham del Manchester United... El chiste de Schumacher para llevar el autobús procedía. Aquel Madrid acabó siendo una torre de Babel de la que escapó su arquitecto, Florentino. Ahora ese papel lo hace el PSG.

Arrancó a Neymar del Barça por 222 millones, lo que duplicaba el anterior récord de traspaso. Como si alguien corriera de golpe los cien metros en cinco segundos, o la maratón en una hora. No conforme con eso, se ha hecho ahora con Mbappé, la figura que viene. El chico que el Madrid y otros querían como baza de futuro. Se lo ha llevado el PSG, a despecho de eso que llamamos ‘financial fair play’. El caso viene a ser como el de quien tras ser sospechoso de haberse hecho pis en la pisicna, se sube al trampolín y mea desde el trampolín. La UEFA, el vigilante, mira para otro lado. Los clubes que compiten en el mercado se sienten indefensos.

¿Cómo puede ser que el PSG se extralimite así? La explicación es doble. Ni la UEFA tiene los controles severos que tiene LaLiga, ni sus más flexibles criterios resisten la presión del PSG. Estamos ante un Club/Estado. Bandera flamante de París, que antes nunca tuvo un club de fútbol a la venerable altura de la ciudad. Justo en ese club ha invertido Qatar, un Estado comprometido con el fútbol, que va a organizar el Mundial de 2022, que mete en la UEFA y en la FIFA el dinero que hoy escatiman los ‘sponsors’ históricos, una vez que se hizo pública la corrupción de los dirigentes. Así que París, más Qatar... La UEFA prefiere mirar para otro lado.