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Cristiano: cinco partidos por casi nada

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La noticia de que le han caído cinco partidos a Cristiano Ronaldo ha creado irritación extrema entre todos los madridistas con los que he hablado. Y no es para menos. Fue víctima de un mal árbitro, que interpretó picaronazo donde no lo hubo y le enseñó una segunda amarilla. Luego, Cristiano le toca por detrás, le empuja casi imperceptiblemente, pero al ponerlo De Burgos en el acta el juez único quedaba obligado a hacer lo que hizo. Empujar al árbitro cuesta de cuatro a doce partidos. Calificó el empujón como leve, porque lo fue, así que cuatro. Más el partido por la doble amarilla, la cuenta sale: cinco, como los dedos de la mano.

El Madrid conseguirá, supongo, que le quiten uno, el de la doble amarilla, porque es de cajón. El piscinazo sólo lo vio De Burgos. Piscinazo fue el del 'penalti' de Luis Suárez. Se está convirtiendo en especialista. Un piscinazo suyo abrió el trance final de la remontada ante el PSG, ¿recuerdan? La coincidencia en día y lugar de la jugada del uruguayo premiada con penalti con la caída de Cristiano castigada con amarilla hace que la irritación aumente. Y ha salido a relucir un empujón de Messi a Undiano en el Bernabéu, tiempo atrás, mucho más notable y cargado de enfado. Undiano no lo puso en el acta. Aquello pasó. Lo pueden ver en As.com.

Es injusto, pero no le veo remedio. Y algo puede sacar Cristiano de esto. Sin la arrogante tontería de quitarse la camiseta tras su golazo, la segunda tarjeta hubiera sido primera, y sin expulsión no le hubiera dado por empujar al árbitro. Con no hacer aquella fantasmada, no estaríamos como estamos. Y más: por mucha razón que tuviera, y la tenía, en la protesta por la segunda tarjeta, no tiene que empujar al árbitro. Es un profesional, no es un chiquillo, ha pasado los treinta años, es hora de que sepa lo que se puede y lo que no se puede hacer. La incompetencia de un mal árbitro más la forma de ser de Cristiano se han aliado con resultado fatal.