Le sienta magnífico el blanco a Daniel Ceballos Fernández, octavo futbolista que transita directamente el camino Heliópolis-Chamartín tras los pasos de Espinosa, Lecue, Del Sol, Daucik, Isidro, Gordillo y Robert Jarni. Ahora habrá que esperar que el utrerano triunfe en el Santiago Bernabéu igual que lo lograron sobre todo 'Settepulmoni' y el Vendaval del Polígono, leyenda zurda de medias bajadas que contribuyó, y contribuye, a que las relaciones entre Betis y Real Madrid sean lo más fluidas y amistosas posibles. Con los grandes hay que llevarse bien, siempre.
Así que quedaban perfectas, por mucho que se empañe y se empeñen desde las redes sociales, las dos o tres banderas verdiblancas que la televisión enfocó en la grada del coliseo blanco, mientras el fantasista utrerano daba sus primeras pataditas vestido de madridista. "Este tren pasa a las 19:00. A las 19:01 seguramente lo has perdido", le dijo hace unos días Ceballos a Francis Montoya, uno de los técnicos del Utrera que le rescató cuando tuvo que regresar del Sevilla y antes de marcharse al Betis, siendo todavía un cadete. Aquellos béticos que exigían a Dani renovar "para dejar 40 millones en caja" o seguir un año más en el Villamarín no han sido capaces de empatizar, de ponerse en la piel de un chico de 20 años que recibe la llamada de Zinedine Zidane para enrolarte en sus filas. De alguien que observa el glamour machacón de un escaparate, el blanco, con el que sueñan decenas de millones de niños y chavales-futbolistas alrededor del globo. Sí: vosotros que leéis tampoco habríais sido capaces de decir 'no' al Real Madrid.
Queda esperar que esa máquina (aunque menos en los últimos tiempos) de engullir talento que suele ser el coliseo de La Castellana no se lleve por delante también a Ceballos, que tiene ante sí la hercúlea tarea de lograr minutos en un equipo campeón de casi todo y con varios de los mejores centrocampistas del panorama internacional: Modric, Kroos, Kovacic, Isco, Casemiro... hasta su compañero en la Sub-21, el también prometedor Marcos Llorente. Es tu turno, Dani: demuéstrale al Mundo, incluido a parte de tu ya exafición verdiblanca, que no te has equivocado marchándote a Chamartín.
