Sevilla: Año Primero después de Monchi
El Sevilla ha sido uno de los sucesos del fútbol español estos años, con sus cinco títulos europeos y su ejemplo constante de excelencia. Ahora se ha ido Monchi, al que todos tenemos por pieza clave en todo aquello, y el sevillista está inquieto. ¿Se notará mucho su falta o su ejemplo y la estructura que deja mantendrán al club en el mismo rumbo? El otro día leí una entrevista de mis compañeros de Sevilla con Óscar Arias, que le sustituye. Me pareció un tipo sensato, sin ínfulas ni timideces. El ideal de una organización es: “Necesarios todos, imprescindible ninguno”. Es hora de ver si en el Sevilla se cumple. Si el reseteo sin Monchi funciona.
Ha habido bajas que alarman. Se vendió a Iborra. Se van los cedidos Nasri, Kranevitter y Vietto. Rami ya mira a Marsella, como Vitolo al Atlético y Nzonzi a la Juventus. La Premier anda tras Sergio Rico. “Parece un desmantelamiento”, me comentó alguien. Pero, ¿no ha sido así otros años? El Sevilla se ha mantenido vendiendo verano tras verano. Y está comprando: Muriel, Pizarro, Amavi... Delantero, medio y defensa. Nombres que le dicen poco al gran público, pero ¿decían mucho antes de llegar todos los que han ido viniendo, han rendido bien y han sido vendidos por más? Y la apuesta por Berizzo es muy bien aceptada.
Claro que hay lugar a la inquietud, porque Monchi fue mucho Monchi. Pero el Sevilla está bien llevado, incluso por encima de diferencias entre Del Nido (que ya ha alcanzado el tercer grado y tiene a su hijo de vicepresidente), y el llamado ‘grupo de Utrera’, que se nuclea en torno al presidente, José Castro, y el expresidente Roberto Alés. Con una propiedad muy dividida entre dos grupos, hay sus más y sus menos. Pero todos son sevillistas de ley y nunca ha pasado que los desacuerdos perjudicaran al club. El Sevilla está en una encrucijada, sí, pero le bastará con tener calma institucional y paciencia en la grada para superarla.