Caracol Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

España, conjunto disjunto

España cerró con buena nota el Europeo Sub-21, pero manifestó todos sus defectos en la final. Alemania se encargó de desactivar lo mejor del equipo español. Le mantuvo muy lejos de su área, impidió la salida del juego con una presión alta, firme y ordenada, cometió todas las faltas necesarias en el medio campo cuando los españoles lograban atravesar el campo de minas alemán y evitó que los mejores pies distribuyeran el juego. Fue sintomático el espacio que dejaron a Jonny para mover la pelota. Le flotaron con descaro, pero España no encontró una alternativa a la emboscada de Alemania al lateral del Celta, el jugador con menos recursos técnicos en el equipo de Celades.

Alemania confirmó que es un excelente equipo, aunque probablemente con peores jugadores que España. Tuvo estructura, decisión y empaque. En el primer tiempo ganó claramente a España en la posesión de la pelota, fundamental para ésta y todas las selecciones alemanas de los últimos 10 años. Aprendieron de España y no olvidan. En cambio, nuestra selección no hizo nada por jugar y protegerse con el balón. Se refugió en su campo, especuló con el contragolpe y se encontró con todas las líneas desconectadas.

España pudo hacer con Alemania lo que rindió tantos beneficios a los alemanes. Nunca presionó a sus defensas, que se instalaron en el primer tiempo más cerca del medio campo que de su estupendo portero. Como sucedió ante Macedonia y Portugal, la respuesta defensiva de España fue deficiente. Se solucionaron los partidos por los tremendos recursos individuales de unos jugadores que son mejores uno por uno que colectivamente. En este aspecto, Celades no logró configurar un equipo sólido. Solo despuntó ante Italia.

España perdió naturalidad con la presencia de Jonny, un lateral estrictamente defensivo. Sus limitados recursos técnicos obligaron a retrasarse más de la cuenta a Asensio, que en algunas ocasiones llegó a funcionar como medio centro. No era lo más conveniente para un equipo cada vez más alejado de la portería rival, con Sandro abandonado a su suerte y el irritante Deulofeu escenificando la realidad de su larguísima trayectoria en los Sub- 21: cada año ha jugado peor que el anterior.

El partido recordó en sus peores aspectos al de Portugal. Los centrales se vieron superados por los acontecimientos. Ni se impusieron en el capítulo defensivo, ni solucionaron los problemas en el gobierno del balón. Al contrario, tanto a Meré como a Vallejo les faltó destreza. Son dos de los jugadores más jóvenes del equipo --les queda un ciclo más con la Sub-21-- y disponen de un par de años para paliar sus problemas.

Nada es más singular en el equipo que su línea de centrocampistas. Uno por uno --Llorente, Ceballos y Saúl-- impresionan por sus distintas cualidades. Llorente es un atleta, Saúl es un jugador para las dos áreas y Ceballos se distingue por su creativa hiperactividad. Podría interpretarse como una suma perfecta, pero no ha ocurrido así en la mayoría de los partidos. Han destacado más por sus aportaciones individuales que por su conexión en el medio campo, el factor que suele resultar diferencial con respecto al resto de selecciones.

La hegemonía de Alemania en el medio campo, con las líneas muy juntas y mucha gente alrededor del balón, señaló una carencia de España que quizá requería una solución sencilla: un centrocampista más. Vista la confusión de Deulofeu durante el torneo --le mantuvieron los galones, no su rendimiento--, Celades disponía de centrocampistas como Soler --un proyecto de excelente futbolista-- o Denis Suárez para responder a la compacta propuesta alemana.

El peso del gol alemán y la sustitución de Jonny por Gayà cambiaron el paisaje del partido, aunque no de modo sustancial. España siempre se encontró con dificultades para atravesar las líneas alemanas. El partido se equilibró y manifestó que España tenía el potencial suficiente para mirar de frente a un excelente equipo, cuya principal ventaja fue la convicción en sus ideas y la decisión para ejecutarlas. A España le ocurrió lo contrario: se refugió, especuló, eligió las medidas inconvenientes y perdió.