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España añade la media distancia

La Selección Sub-21 es coherente con el modelo que ha caracterizado a España en los últimos años, pero la afinidad con el estilo no la impide mostrar algunas cualidades muy marcadas. Ninguna destaca más que la contundencia en la media y larga distancia. A diferencia de la Selección absoluta, que durante años ha llevado el toque hasta el área pequeña rival, este equipo Sub-21 destaca por su facilidad para encontrar el gol desde fuera el área.

Los datos del Europeo Sub-21 son inequívocos: de los 12 goles que ha marcado España en los cuatro partidos que ha disputado, cinco los ha conseguido con remates lejanos, cuatro desde fuera del área y uno desde la raya. Todos han correspondido a Saúl y Asensio, dos chutadores sensacionales que han acreditado en el torneo la fama que les precedía como rematadores de larga distancia.

Esta facilidad para encontrar soluciones fuera del área ha dado la impresión de sorprender a sus rivales. Durante años, la mayoría de los equipos no han dudado en agruparse en su área, conocedores de la habilidad de los jugadores españoles para las asociaciones cortas y de su escasa producción en los tiros largos. No ha sido el caso en el Europeo Sub-21, donde los adversarios de España siempre han tenido dudas con la propuesta defensiva.

Si se encerraban quedaban expuestos a los remates de media y larga distancia. Si se aventuraban a una presión más adelantada, España disponía de los pasadores y de la velocidad para romper líneas y contragolpear, como sucedió en la conexión Deulofeu-Sandro en el segundo gol contra Portugal y el de Iñaki Williams en el tercer tanto.

El equipo ha mezclado en las proporciones justas la capacidad para imponer la posesión, sobre todo a través de Llorente, Asensio y Ceballos ---el jugador que más remite a los célebres magos que dieron nombre al estilo español---, y aprovechar las características más infrecuentes de nuestros jugadores: potencia, velocidad y pegada.

Asensio es probablemente el jugador que mejor se adapta a todas las vertientes del juego. Se encuentra cómodo en el juego de toque corto y en la elaboración minuciosa. Nunca se apura y siempre parece que está libre de marcaje, cualidades que distinguen a los grandes jugadores. Sin embargo, su repertorio le permite disfrutar del contragolpe, sobre todo por su impresionante facilidad en la conducción de la pelota. A esta virtud añade su precisión en el pase final, acreditada en el tercer gol frente a Italia. Su pase a Saúl fue exquisito.

Como le ocurre a Asensio, Saúl es un tirador impresionante. Ha trasladado a la Selección lo que tantas veces ha demostrado en el Atlético. Generalmente no marca goles, marca golazos. En muchos aspectos, recuerda a Lampard, otro jugador que no intervenía demasiado en el juego, pero que atacaba las posiciones de gol con un poderío imparable.

Asensio y Saúl agregan la media distancia que tantas veces le ha faltado a la Selección española. No son los únicos. Sandro se ha movido con naturalidad en una posición que suele generar polémica en España. No ha sido fácil la vida de los delanteros centro, sometidos a un estilo que les expulsaba de la circulación del juego y les obligaba a sobrevivir sin espacio y sin apenas pases en el área contraria.

Sandro no ha embocado ningún remate largo en el Europeo Sub-21, pero su producción en el Málaga le acredita como un pegador de categoría, tanto en los lanzamientos de faltas como en las soluciones individuales. En pleno debate sobre los méritos de los arietes clásicos ---Diego Costa y Morata son ahora mismo los favoritos para ocupar el puesto en la Selección---, no se puede desdeñar el emergente papel de Sandro.