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ROLAND GARROS

Así fueron los 10 mordiscos de Rafa Nadal en Roland Garros

Desde 2005 a 2017, Nadal ha forjado su leyenda con una decena de victorias en el Grand Slam de la tierra. La primera fue con 19 años, la décima, con 31.

Así fueron los 10 mordiscos de Rafa Nadal en Roland Garros
REGIS DUVIGNAUREUTERS

Rafa Nadal ganó su primer título, en 2005, con 19 años y dos días. Sólo ha sufrido dos derrotas en París. Por el camino, han ido quedando atrás mitos como Guillermo Vilas o Bjorn Borg, que tenía el récord de seis y cuatro seguidos. Una leyenda que comenzó ante Lars Bürgsmüller.

2005: Un chaval de 19 años y 2 días pone la leyenda en marcha

Sorprendentemente, Rafa Nadal debutó antes en Wimbledon, el US Open y el Abierto de Australia que en Roland Garros. En 2003, sufrió una lesión en el codo. Y en 2004, una fractura por estrés en un pie. La historia de amor con el que luego sería su santuario tardó en arrancar. Lo hizo un 23 de mayo de 2005 ante el número 65 del mundo, Lars Burgsmüller, fuera de los focos, en la pista 1. El alemán acabó superado por 6-1, 7-6 y 6-1 por un chaval con pantalones piratas, camiseta de mangas recortadas que dejaban ver unos bíceps morenos de acero, y bandana en el pelo para recoger la melena.

Nadal no era, sin embargo, un desconocido. En 2004 había ganado la Copa Davis en la Cartuja de Sevilla al lado de un tal Carlos Moyá... que ahora se sienta en su banquillo. Y llegaba con una aureola de 17 victorias seguidas y los títulos de Montecarlo, Barcelona y Roma (en una brutal final a cinco sets frente a Guillermo Coria). En semifinales, el mismo día que cumplía 19 años, tuvo que medirse al número uno, Roger Federer. Lo ventiló en cuatro sets: 6-3, 4-6, 6-4 y 6-3. Sopló las velas luego con Pau Gasol, otro icono del deporte español con el que forjó una gran amistad y que le ha acompañado más veces en París. En la final le esperaba Mariano Puerta (luego se supo que había dado positivo en un control antidopaje previo) y tampoco se arrugó: 6-7, 6-3, 6-1 y 7-5. Llegaron las primeras lágrimas. Y la Copa de los Mosqueteros de manos de Zinedine Zidane. La leyenda comenzaba.

2006: Djokovic y las 51 victorias de vilas

La historia de Nadal se ha escrito cohabitando con Federer y Djokovic, a los que ha ganado cinco y seis veces en París, respectivamente. En 2006 llegó el primer enfrentamiento con el serbio (llevó unas zapatillas con la leyenda “¡Vamos, Nole!”), que acabó retirándose ante él en cuartos. En la final volvió a tumbar a Federer (1-6, 6-1, 6-4 y 7-6). Rompió el récord de 53 victorias seguidas en tierra que tenía Vilas, que le entregó un trofeo, y lo elevó a 81 en 2007.

2007: Tres títulos, los mismos que arantxa

Lo siento mucho por Roger”. Eso fue lo primero que acertó a decir Nadal (su cara denotaba que hablaba sinceramente) tras ganar al suizo, que ya por entonces perseguía el único grande que le faltaba para completar el Grand Slam, en una segunda final en Roland Garros. Acabó 6-3, 4-6, 6-3 y 6-4. Igualó a Arantxa Sánchez Vicario como el tenista español con más títulos en París. Ya estaba a la altura de Kuerten, Wilander, Lendl o Lacoste. Sólo tenía por delante a Cochet y Borg.

2008: Cuatro seguidos como Bjorn Borg

Toni Nadal comparó este año el juego de Rafa con el de 2008: “Jugó así de bien”. Entonces, se llevó el trofeo sin ceder un solo set (algo que también consiguió después en 2010) y sólo 37 juegos. Otra vez, Federer fue su víctima en la final, al que dio una paliza: 6-1, 6-3 y 6-0. Bjorn Borg le entregó la Copa, porque sólo el sueco había logrado cuatro consecutivos. Ese año, Nadal también ganó Wimbledon, el oro en Pekín y se alzó al número uno.

2010: Número uno y repaso a Robin Soderling

En 2009, Nadal cayó con Robin Soderling en octavos y abrió la puerta a Roger Federer, que se proclamó campeón. En 2010, tocaba reconquista. Y de una tacada se vengó del sueco en la final (6-4, 6-2 y 6-4) y volvió al número uno que había perdido en julio del año pasado, arrebatándoselo a Roger Federer. Se convirtió en el primer tenista de la historia en completar el Clay Slam: los tres Masters 1.000 de tierra (Montecarlo, Roma y Madrid) y Roland Garros.

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AFP

2011: Décimo Grand Slam y otra vez en la cima

Nadal llegó con mucha presión a Roland Garros. Acababa de perder las finales de Madrid y Roma frente a Novak Djokovic y peligraba su número uno. Pero lo sostuvo. En un último partido pleno de emoción, en el que remontó un 5-2 en la primera manga, batió a Federer por 7-5, 7-6, 5-7 y 6-1. Era su décimo Grand Slam y el sexto en el Sancta Sanctorum de la tierra, que le igualaba con Bjorn Borg como el tenista con más títulos en París.

2012: Con siete, dejó atrás la sombra de Borg

Fue el año en el que dejó atrás al vikingo de hielo, Bjorn Borg. Se colocó, con siete títulos, en lo más alto del palmarés del Grand Slam. Para ello, Nadal sufrió mucho. Novak Djokovic le había derrotado en las finales de Wimbledon, US Open y Australia. Tres llagas seguidas que seguían abiertas. El domingo, la lluvia frenó la final con ventaja de 2-1 para el español... pero con el serbio lanzado. Supo templar los nervios el lunes: 6-4, 6-3, 2-6 y 7-5. Saltó a la grada para abrazarse a los suyos.

2013: Batalla con Djokovic y un milagro

Su octavo título se recordará por un pulso brutal en la semifinal ante Djokovic. Un combate de 4h:37 que se decidió por 6-4, 3-6, 6-1, 6-7 y 9-7. “Una barbaridad”, en palabras de Nadal. “Yo disfruto con el sufrimiento”, dijo. En la final, la cuarta entre españoles en París, destrozó a David Ferrer por 6-3, 6-2 y 6-3. En 2012 había pasado siete meses parado. Reapareció en Viña del Mar y en París culminó un recorrido de nueve finales y siete títulos.

2014: Una final al límite y un noveno título

Lloró Djokovic, porque se le escapó el único grande que le faltaba (después lo ganaría en 2016), y lloró Nadal, mareado y acalambrado. Había conseguido derrotar al superclase de Belgrado, que le había tumbado cuatro veces seguidas. Escapó de la derrota gracias a la pasión: 3-6, 7-5, 6-2 y 6-4. “Estaba destrozado, fue la final más dura físicamente”, resumió luego el español. Se trataba de su novena corona en París y la quinta seguida, algo nunca visto.

2017: Resurrección y diez títulos para un tenista con diez vidas

Otra vez dudas. Otra vez volver a empezar. En 2015, Rafa cayó frente a Novak Djokovic en cuartos en tres sets. Se anunciaba un cambio de guardia. En 2016, se vio obligado a retirarse por una lesión en la muñeca izquierda que le dejó KO también para Wimbledon y que recuperó a marchas forzadas para llegar a los Juegos de Río y colgarse el oro en dobles con Marc López. En octubre, decidió parar y sanar del todo su físico. En diciembre, anunció la incorporación de Carlos Moyá a su equipo para dar un impulso a una carrera que amenazaba con ir languideciendo después de tanto éxito. Con Novak Djokovic y Andy Murray enchufadísimos y Roger Federer parado seis meses por una lesión de rodilla, nadie confiaba en que el español y el suizo fueran a pelear por los títulos. Pero llegó Australia en enero, y el clásico Federer-Nadal volvió a repetirse. El título fue para el suizo, con 35 años.
Nadal se plantó en el santuario de la tierra después de haber disputado tres finales (la del Grand Slam oceánico, Acapulco y Miami) y tres títulos en el zurrón: Montecarlo, Barcelona y Madrid. El monstruo había resucitado.

En las avenidas amplias de la Philippe Chatrier, el tenis de Nadal pesa más. Nadie osó toserle en su camino, ni siquiera Dominic Thiem, el nuevo especialista de 23 años que le había derrotado en los cuartos de final de Roma. Sólo quedaba el obstáculo de Wawrinka, y se lo saltó. La décima Copa de los Mosqueteros llegó tras el décimo Montecarlo y el décimo Godó. Una carrera de 10.