Modric, el profesor de todos
Cuando el Madrid zarandeó en la segunda parte a la Juve, la batuta de Luka Modric dirigió una vez más la orquesta. Tras el sufrimiento del primer tiempo era necesario dar un paso adelante y adentrarse en el campo italiano. Allí se colocó el croata, mandando a Isco a la izquierda y asumiendo la dirección del tráfico de la pelota y la colocación del equipo. Llevando el juego hacia donde era necesario, buscando los pocos espacios que dejaban los italianos. Y cuando se perdía la pelota allí aparecía Modric para dirigir la presión y recuperar el control. La Juve estaba asfixiada, acogotada ante la ansiedad con la que los centrocampistas blancos llegaban a robar. Su jugada en el tercer gol fue antológica, demostrando olfato, colocación, cambio de ritmo,visión y calidad en el pase.
Después de eso todo fue un paseo, con Lukita dirigiendo la banda, con la vara de mando y el tambor, en un desfile glorioso que consolida la apuesta de este Real Madrid por el 4-4-2, la posesión y los centrocampistas. Unos chicos que ahora disfrutan con la pelota, sabiéndose magníficos, dirigidos y enseñados en todas las facetas del juego por un tipo bajito que no llama la atención por su físico, pero que tiene en su cabeza y en sus piernas el fútbol más grande que se juega en el Europa.