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FINALES NBA | WARRIORS - CAVS

5 razones por las que otra final Warriors-Cavs no es un fracaso

En pleno debate por la pérdida de interés de la NBA ante el dominio mostrado por ambos equipos, rebatimos esta idea con la llegada de la madre todas las batallas.

5 razones por las que otra final Warriors-Cavs no es un fracaso
@NBA

Cuando el curso 2016-17 arrancó allá por la última semana de octubre la gran mayoría de pronósticos preveían un tercer asalto consecutivo por el anillo entre Golden State y Cleveland. Siete meses después las predicciones se han cumplido, si bien una plomiza atmósfera se ha adueñado de la Liga ante el dominio mostrado por ambos candidatos en su camino a las Finales. Muchos aficionados acusan a la NBA de experimentar un importante descenso en su nivel competitivo. Lo que a su vez se traduce en una falta de emoción que perjudica sus propios intereses.

Que por primera vez en la historia se repitan las mismas Finales por tercera temporada consecutiva (algo que no se veía desde la década de los 50 en las cuatro grandes ligas del deporte americano) trae consigo una doble lectura: la existencia de dos equipos mayúsculos de los cuales toca disfrutar o una visión mucho más crítica que aduce una pérdida de interés. Ante los que se posicionan con esta segunda postura, Adam Silver y algunos de los protagonistas de la eliminatoria decisiva han expresado su disconformidad. Es cierto que estos playoffs no quedarán en nuestra retina, pero tampoco conviene menospreciar la madre de todas las batallas que ahora se nos presenta. Por ello, en opinión de quien escribe estas líneas, no podemos considerar como fracaso una tercera reedición de las Finales entre Warriors y Cavaliers. Aquí cinco razones para explicarlo.

1. Una rivalidad con sabor a otra época

Por primera vez en mucho tiempo, la NBA goza de una rivalidad entre dos equipos en su apogeo que recuerda a las de los 80 entre Celtics o Lakers o a las protagonizadas por parte de los Bulls y Lakers a caballo de los 80 y 90 con los inolvidables ‘Bad Boys’ de los Pistons. La conquista del anillo par parte de los Warriors en 2015 dejó una serie de cuentas pendientes que los Cavaliers pudieron salvar el pasado año remontando por primera un 3-1 en unas Finales. Todo, con su correspondiente dosis de polémica tras la sanción a Draymond Green para el quinto partido. Un pique que fue en aumento durante la fiesta organizada por LeBron en Halloween en la que se dejaban entrever las alusiones burlescas a los Warriors. Por si fuera poco, durante el primer envite entre ambos del presente curso, el día de Navidad, los Warriors podían ver desde su vestuario en ‘The Q’ una imagen de infausto recuerdo para ellos: el tapón de LeBron a Iguodala en el Game 7. Cruces de acusaciones entre ambas partes a lo largo de los dos últimos años y muchas ganas entre sus protagonistas. El deporte de élite no sería el mismo sin las rivalidades entre sus contendientes. Su historia así lo demuestra.

2. Uno de los mejores equipos de siempre

Golden State se quedó el pasado junio sin la posibilidad de reeditar el título tras firmar el mejor curso de siempre en Regular Season (73-9). Pese al durísimo varapalo, los californianos encontraron consuelo días después con la llegada de Kevin Durant. Con y sin el alero, los pupilos de Steve Kerr (tiene muy complicado dirigir a su equipo en las Finales) han completado uno de los mejores trienios de la historia en la mejor Liga del planeta. Han superado en victorias a los Bulls del segundo threepeat y se han ganado el derecho (por dominio y sensaciones) a estar considerados entre los mejores equipos de siempre. Una superioridad que en ciertas ocasiones ha llevado a sus jugadores a realizar ciertos gestos que han sido entendidos como una falta de respeto hacia el rival. Estos Warriors ya no son ese equipo tan simpático para el público que fue en sus comienzos. Una señal propia de su reinado: todo el mundo quiere ocupar el lugar del más grande.

3. ¿Camino del 16-0?

Hasta el momento, desde que la primera ronda de los playoffs se disputa al mejor de siete encuentros (2003), los Spurs campeones en 2007 presentan el mejor balance global (16-4). Un récord lejos del 15-1 cosechado en 2001 por los Lakers de Shaquille, Kobe y Phil Jackson. Por el momento, los de Oakland se han encargado ya de firmar el mejor inicio de siempre en las eliminatorias con su inmaculado 12-0. Ahora tiene en su mano ser el primer equipo de toda la historia que concluye una postemporada invicto. Morbo extra para su cruce con unos Cavaliers ante los que, sobre el papel, son superiores.

4. La comparación LeBron-Jordan

LeBron James aterriza en sus octavas Finales (séptimas que disputa de manera consecutiva) como máximo anotador de todos los tiempos en los playoffs. El de Akron ha desarrollado un dominio superlativo en todas las facetas del juego que, cuanto menos, ha hecho legítimo que empiece a ponerse sobre la mesa el debate: ¿está ya a la altura de “ese fantasma de Chicago?” No cabe duda, en el caso de que ‘King’ James consiga dejar sin el título por segundo año seguido a uno de los mejores equipos de la historia estará más cerca de ese mismo jugador con el que creció admirando. Por estilo no son comparables (Jordan era una máquina imparable de anotar puntos, mientras que James es mucho más completo), pero el dominio ejercido sobre el parqué del de los Cavaliers empieza a recordar cada vez más al para muchos mejor jugador de siempre. Y ese es un triunfo que nada ni nadie le puede discutir a LeBron.

5. La reválida de Kevin Durant

Llega el momento de la verdad para Kevin Durant. El alero salió de Oklahoma City para enrolarse en las filas de los Warriors con el único objetivo de empezar a ganar anillos. Una decisión que a, su vez, le hizo ponerse en contra a buena parte de los simpatizantes de la Liga. Pasó de ser uno de los jugadores más queridos a uno de los más odiados. Con el paso del tiempo ha aprendido a sobrellevar las críticas hasta el punto de llegar a “estar en paz” consigo mismo. En las segundas Finales de su carrera, buena parte del foco estará centrado en él. Está llamado a marcar la diferencia y él lo sabe. Como también ha de soportar ser el blanco de las críticas por la desigualdad que hoy impera en la NBA…