Emociones eternas

Una lágrima resbala lenta por la mejilla. Apenas perceptible. A duras penas contenida. Final. 3-1. Eso es lo de menos. Un cielo plomizo amenaza lluvia sobre la ribera del Manzanares. Igual que aquel lejano octubre de 1966. El maestro Luis pasó a la historia. Hoy un Niño de Fuenlabrada con sueños rojiblancos ha cerrado el círculo. Y un Ángel argentino ha puesto la guinda.

La lágrima se vuelve más gruesa. De nada sirve reprimirla. Esa pequeña gota se convierte en llanto. Y es que son tantos recuerdos… Aquella tarde había que vencer al Albacete. Un tal Diego Pablo remató con furia y nos hizo tocar el cielo. Pocos años después nos adentraríamos sin embargo en las tinieblas. Dos años en el infierno. Cada vez afloran más sentimientos. El viento comienza a soplar. Como aquel abril de 1974. Un Celtic aguerrido. Pero ahí estaban Gárate y Adelardo. Un año después la Intercontinental, el olimpo tras la debacle de Bruselas.

Kiko y su arquero, el charrúa Forlán y su Bota de Oro, la magia de Antoine… El regreso a la élite. La vuelta a la gloria. La misma que han alcanzado las guerreras de nuestro equipo femenino. Lágrimas de emoción. De decepción. Emociones eternas. Hasta siempre, Calderón.

F. Javier Alameda es el ganador del concurso ‘Despídete del Calderón publicando tu columna en AS’.