El Cholo es al Atlético lo que Cruyff fue al Barça
Llegaron de Sevilla el Cholo y sus jugadores con una sonrisa que ni el emoticono del Whatsapp. Debajo traían las notas de final de año, las definitivas, las que valen. Esas que resumían otro año aprobando. No recuerdo en el mundo del fútbol un entrenador y unos jugadores cinco temporadas y media cumpliendo los objetivos. Me gusta, como pasó en Champions, que la gente les demuestre su agradecimiento y orgullo por lo conseguido. Es preferible, es mucho mejor homenajear en vida, aquí y ahora, cuando algo está sucediendo, que no dentro de diez años alabando lo que hicieron tanto estos jugadores como Simeone y su cuerpo técnico.
Decía el Cholo que ha sido el curso más difícil. Es normal que surjan complicaciones porque la gente va cumpliendo años y cientos de kilómetros en las piernas y la taladradora de los discursos del míster (para el año que viene se me hace imprescindible poder fichar, para mi gusto un banda derecha, un mediocentro y el delantero centro). A mitad de curso, cuando las notas en los controles eran flojas para lo acostumbrado, tuvo que dar un volantazo y volver a sus orígenes. Todavía recuerdo las palabras de Godín, Gabi y Griezmann recordando de dónde venían y que lo importante era ganar y no cómo hacerlo. Porque ahora se escuchan voces (la mayoría no rojiblancas) diciendo que con los 140 millones que se gastaron se debería exigir que jugasen mejor. Habría que recordar que también se vendió, quedando en menos diez el saldo de las compras y las ventas. Y bien que se intentó, pero no cuajó, como se comprobó cuando el Sevilla le sacaba nueve puntos. Pero entonces no se decía nada, es mejor estar lejos de cumplir los objetivos. Lo que no son suposiciones es que con el cholismo y la descomunal predisposición de estos futbolistas, de los Gabi, Tiago, Godín, Juanfran, Filipe o Torres, de esa Hermandad del Martillo Pilón, de nuevo tras cinco temporadas y media se cumplen los objetivos y se sigue haciendo historia. Veo a Saúl y Koke como los grandes herederos de seguir esta filosofía, que al igual que la de Cruyff en Barcelona, es con la que todos los atléticos están orgullosos y muy identificados.