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Cuando Bale regrese

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El Atlético salió con un 2-0 del vestuario (dos goles en 15 minutos y casi 80 por delante) y perdió la perspectiva de la remontada, que sólo era de un gol. Le resultó tan fácil lo imposible que se estrelló ante la normalidad. Al Madrid le sucedió lo contrario. Tembló cuando tenía una gran ventaja que defender y jugó francamente bien cuando estuvo al borde del abismo. Desde el penalti que anotó Griezmann, el Madrid se impuso en todos los sectores del campo, con una hegemonía absoluta de los centrocampistas, Isco y Modric a la cabeza de todos.

A diferencia de la temporada anterior, el Real Madrid se ha enfrentado a tres notables del fútbol: Nápoles (segundo en la Liga italiana), Bayern (campeón de la Bundesliga) y Atlético de Madrid (dos veces finalista de la Liga de Campeones en los últimos tres años). Han sido eliminatorias exigentes, con varias fases de sufrimiento del Madrid en cinco de los seis partidos. De punta a punta sólo gobernó la ida con el Atlético.

El Madrid siempre ha encontrado fórmulas para imponerse. Desde el ingenio de los jugadores, la jugada de Benzema que precedió al primer gol de su equipo en el Manzanares, hasta la respuesta futbolística de sus centrocampistas, pasando por los rafagazos rematadores de Cristiano Ronaldo y la impagable contribución de los suplentes. El paisaje final de la temporada invita a pensar en el mejor Real Madrid en varios años a la redonda, con un abanico de soluciones sin comparación en Europa.

En el capítulo táctico, o en el simple dibujo, se manifestaron las ventajas del 4-4-2 sobre el 4-3-3. La irrupción de Isco, apenas utilizado durante la Copa de Europa, significó una bendición para el equipo y una bicoca para el resto de mediocampistas. Modric y Kroos se han beneficiado de tal manera que han regresado al lugar que les corresponde en el equipo: son dos jugadorazos. Con Isco como intermediario constante, los mediocampistas del Real Madrid han regresado a la naturalidad y al juego fácil.

El Madrid necesita ese medio campo bien engrasado. Necesita obtener ventaja allí por número y recursos futbolísticos. Sin embargo, hay debate a la vista. Si Gareth Bale se recupera de la lesión, ¿será titular en la final de Cardiff? El enunciado debería parecer una broma. Bale es el segundo jugador más caro de la historia y un futbolista con cualidades evidentes. Y algunos defectos igual de reseñables.

Hasta ahora, todos los entrenadores del Madrid (Ancelotti, Benítez y Zidane) han abogado tan abiertamente por la titularidad del galés que se han visto atrapados por sus declaraciones. El trío Bale, Benzema, Cristiano no se discute, ha sido el mensaje en los últimos cuatro años, pero la realidad se impone: el Real Madrid juega mejor y es más solvente con Isco en el campo. Más que eso, el actual Isco, dueño de una plenitud apabullante, figura ahora mismo entre los mejores futbolistas del mundo.

Cualquier hincha sabe la alineación del Madrid en la final de Cardiff, con una excepción: Isco o Bale. Hasta ahora, ningún técnico ha discutido la titularidad de Bale, con mucha o poca preparación, o sin preparación. Sin embargo, hay motivos más que suficientes para sospechar que la hinchada piensa otra cosa. Los aficionados disfrutan con la espléndida colección de centrocampistas, a los que se añaden Asensio, James y Kovacic con unos recursos extraordinarios.

El debate tiene miga porque afecta al mejor futbolista del momento (Isco) y a uno de los jugadores más conocidos del planeta, con la particularidad añadida del paisanaje: Bale regresará a Cardiff, su ciudad natal, para disputar la final de la Copa de Europa. Una buena historia que vender. Pero esta vez, la decisión será más delicada que nunca. En nombre de la solvencia y los méritos, la titularidad de Isco no merece discusión. Hay debate y, por lo que parece, no dejará de crecer hasta la final de Cardiff.