Stephen Curry dejó atrás sus lesiones con aceite en un altar
Con su carrera puesta en cuestión por la fragilidad de sus tobillos, la mujer de Mark Jackson le bendijo durante una ceremonia. Adiós problemas.
Stephen Curry es a día de hoy una de las superestrellas más rutilantes de la mejor Liga de baloncesto del planeta. El anillo de 2015, los dos últimos MVP’s o ser el jugador que más camisetas de la NBA vende a nivel mundial por segunda temporada consecutiva así lo refrendan. Sin embargo llama (y mucho) la atención que sólo gane 12,1 millones de dólares. Es el cuarto jugador mejor pagado en el escalafón salarial de los Warriors. En el global de la liga, su nombre no aparece entre los 70 primeros. Esto es posible gracias a la extensión de su contrato de novato que firmó en octubre de 2012 a razón de 44 millones y 4 años. Una renovación que entró en vigor en el curso 2013-14 y que fue muy criticada en su momento. El historial de lesiones que sus jóvenes tobillos habían tenido que soportar hacía que, cuanto menos, se hablase de un cierto riesgo a la hora de referirse a dicha operación.
El paso del tiempo ha destapado dicha maniobra como una de las mejores de la historia de la NBA. Hasta la fecha, Curry apenas se ha perdido 16 encuentros de Regular Season a lo largo de las cinco últimas campañas. Atrás han quedado los duros momentos de incertidumbre y la etiqueta de jugador frágil. Es más, al poco de conocer que el curso 2011-12 (en el que apenas pudo participar en 26 de los 82 partidos) se había terminado para él, la sombra de una pronta retirada llegó a planear sobre su cabeza y la de su padre Dell. El doctor Richard Ferkel tenía que reabrir su tobillo derecho de nuevo para conocer el estado del mismo. En caso de tener que reconstruirlo con la implantación de nuevos ligamentos y dado su eléctrico estilo de juego su trayectoria deportiva pendía de un hilo. Así lo relata en su nuevo libro (titulado, en su versión original, ‘Golden: The miraculous rise of Stephen Curry’) el periodista Marcus Thompson II.
Afortunadamente la intervención se limitó a limpiar la articulación, por el que Stephen se presentó al training camp 2012 de los de Oakland con el alta médica bajo el brazo. Poco a poco Mark Jackson (su entrenador desde 2011 a 2014) fue dándole minutos de juego en la postemporada. Cuando todo parecía ya en orden, un golpe que le propinó Wesley Matthews en el talón derecho se tradujo en un nuevo esguince. Todas las alarmas se encendieron, si bien la cosa no fue a mayores. Todo había quedado en un susto.
Retomando la obra de Thompson, de la cual se puede leer un extracto en ‘Sports Illustrated’, dos días después de este último incidente Mark Jackson invitó a sus jugadores a una ceremonia de su congregación, de la cual ejercía como pastor. Tras su sermón, Desiree su mujer y también pastora continuó con el oficio hasta que llamó a Curry al altar. Allí le quitaron sus zapatos y calcetines para ungirle con aceite el tobillo mientras toda la parroquia oraba en voz alta por su recuperación. Sin dar crédito, Steph aceptó dicha bendición y puso rumbo a su sitio con cara sonriente cuando Desiree le preguntó: “¿Adónde vas? ¡Uno no es bendecido por el Señor y simplemente se va! Muéstranos el poder de Dios”.
“No sabía qué hacer”, recuerda el jugador. Así que al más puro estilo bíblico para demostrar el milagro a los más incrédulos, empezó a moverse y a saltar sobre el pie derecho para alegría de los asistentes. Intervención divina o del azar, lo cierto es que desde que recibió aquella bendición los tobillos no le han vuelto a plantear ningún problema serio. Ha sido dos veces MVP y ahora busca su segundo anillo.