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Árbitro, Owen, el Madrid, mentalidades

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Veo mucha gente a mi alrededor (en Madrid) extrañada por la falta de quejas por parte del PSG y de su entorno por el arbitraje del Camp Nou. Alguna hizo Emery, algunos tuits hemos leído de esposas de jugadores, pero nada comparado con el revuelo que entre nosotros producen los arbitrajes que resultan decisivos en partidos importantes, como fue el caso. ¿Por qué? Porque por ahí fuera se mira el fútbol con otra mentalidad. Muchos ven el error arbitral como algo propio de la naturaleza azarosa del fútbol. Digieren una equivocación decisiva del árbitro como digieren un tiro al palo que frustra un gol bien trabajado y merecido.

Aquí no es así, desde hace tiempo. Aquí no se mira al árbitro como un factor de azar, sino como un foco de irritación contra el que volverse cuando se producen contrariedades. Se habla mucho de ellos, casi todo el mundo lo hace cuando se siente despojado. Algunos se aguantan la gana, pero no son muchos. Hay quien prefiere la mirada fría de por ahí fuera, yo estoy acostumbrado a la nuestra. La ofensa es inadmisible, de la buena intención no se debe dudar salvo evidencia (que hay pocas) pero reparar en el arbitraje me parece una forma más de escrutar el fútbol, cuyo Reglamento es bueno conocer y defender. Eso sí: sin truculencias.

Otra cosa que ha chocado en Madrid fue la celebración desatada de Owen ante el sexto gol. ¿Pero no jugó en el Madrid? ¿No se le invitó hace poco, junto a los restantes Balones de Oro del club? Pero es que yo descarto que Owen percibiera ese gol como un revés para el Madrid, como sí lo percibieron tantos y tantos madridistas, indignados además por el arbitraje. Lejos de nuestro barullo que quizá nunca llegó a entender, él vería un hito, una hazaña en la que el arbitraje sólo puso sus gotas (o su litro) de azar. Y quizá lo que más celebrara fuese el chasco mayúsculo para el gran equipo de Francia, país con el que Inglaterra tiene eternos recelos.