Barça, miedo escénico, Neymar y árbitro
El pase del Barça se cotizaba 9-1. Los atrevidos tuvieron su premio. El Barça, a falta de su mejor arma, Messi, que hizo un partido gris, se alió con el miedo escénico y con el árbitro, del que en París tardarán en olvidarse, y alcanzó una remontada récord, con un 6-1 que a estas horas da la vuelta al mundo. Marcó dos goles pronto, gracias a los nervios del PSG, que hizo casi más por ello que el propio Barça. Luego, avanzada la segunda mitad, marcó el tercero, en un penalti ‘comme ci, comme ça’. Sobrevino entonces el gol de Cavani, que parecía espantar toda posibilidad de proeza. Pero del 88’ en adelante, pura ‘zona Cesarini’, llegaron tres goles de locura.
Tremendo final, que quienes acudieron al Camp Nou guardarán en su recuerdo para siempre. Cierto que para ello hizo falta que el árbitro diera un penalti del todo inexistente, que fue el 5-1, el que abría la puerta a la proeza. No mucho antes había pasado por alto uno de Mascherano a Di María, al que alcanzó justo cuando remataba con toda la ventaja ante Ter Stegen. Al propio Mascherano le había pasado por alto una mano en el área en el primer tiempo que dejó dudas. Entre los dos penaltis que dio y los dos que no dio en el otro lado, el sesgo casero del alemán Deniz Aytekin resultó decisivo. Refrescó el recuerdo de Ovrebo.
En puridad, Aytekin puso lo que no puso Messi, que hizo un partido extrañamente flojo. Por contraste, Neymar estuvo fenomenal, insistente por su lado, argumento permanente en el ataque, víctima del primer penalti, que al menos puede colar, y bigoleador con un precioso golpe franco a la escuadra y con el segundo penalti, ya en el descuento, entre la máxima tensión. Enseguida vino el sexto gol, con el PSG temblando (como estuvo casi todo el partido) obra de Sergi Roberto, ese paciente canterano que está para lo que manden y que con este gol entra en la historia. Suya es la imagen final de esta remontada con reparos.