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Sergio Ramos salió al rescate de la BBC

Otra vez Sergio Ramos elevándose sobre todos para marcar el gol que valía el 1-1. Y, no mucho más tarde, otra vez Sergio Ramos en cabezazo ganador, que esta segunda vez pegó en Mertens, tanto da, para convertirse en el 1-2. El caso es que fue de nuevo el entusiasta muchacho de Camas, singular objeto de bromas por parte de tantos antimadridistas, objeto al tiempo de devoción de tantos madridistas. Unos y otros le reconocen: cuando hace falta, ahí está. En Nápoles no hizo falta llegar a la ‘zona Cesarini’. Apareció antes. El Madrid estaba jugando mal, perdía por 1-0, la eliminación era una posibilidad. Entonces intervino él y se acabó todo.

El Madrid pasó, pues, con sus dos cabezazos y el gol final de Morata. Pero eso no debe dismular la realidad del partido, que tuvo un desarrollo inquietante para el Madrid. Una vez más, la BBC tuvo menos de amenaza para el contrario que de factor de desorden para el Madrid. El Nápoles tuvo los hilos, llevó el partido por donde quiso, marcó su gol antes del descanso y acarició el pase a cuartos. En el descanso tenía motivos para ello. Le faltaba un gol, sólo eso, jugaba en casa, el Madrid era un desorden. Pero en eso les cayó encima la fe infinita de Sergio Ramos, que fue con todo a un remate. Y luego a otro, por las dudas. Él solito liquidó al Nápoles.

Después de los goles de Sergio Ramos desfilaron discretamente Bale y Benzema, sustituidos por jugadores más entusiastas. Ya estaba el partido resuelto, el gol posterior de Morata no tuvo más valor que el simbólico. Pero la retirada de los dos ‘cracks’ en un escenario solemne me pareció significativa. Más que otras veces, la BBC había dado el cante. No se les vio, salvo en un buen remate de Cristiano que fue al palo. A cambio de lo que no hicieron, el Nápoles controló el partido y la situación la salvó la energía ganadora de Sergio Ramos, que compensó todo. El Madrid pasó, pero sigue adelante con la misma asignatura sin resolver: cómo encajar a la BBC.