La ida hoy, la vuelta en 90 días
Copa Sudamericana. La CONMEBOL quiere revitalizar sus competiciones de clubes. O eso dice. Y para conseguirlo las ha reformateado. La estelar Copa Libertadores, su Champions League, y también la Copa Sudamericana, una suerte de Europa League. Esta última comenzó ayer, con un lavado de cara que le ha hecho crecer en duración y en número de equipos participantes, y que incluye la repesca en dieciseisavos de los caídos de la fase de grupos del torneo mayor. Pero el disparate prosigue por el calendario, que más que un programa de partidos a jugar es un sudoku. Un ejemplo: O’Higgins, de Chile, debutó ayer ante Fuerza Amarilla, de Ecuador, ganó 1-0; y la vuelta la disputarán ambos equipos dentro de 92 días, cuando el Clausura chileno ya lleve semanas concluido. Ni Julio Verne. Y a eso le llaman tenerse respeto. O así dicen tratar de recuperarlo.
Paco Jémez. A polémica por semana. Así se cuenta la experiencia de Paco Jémez en el fútbol mexicano, convertido a gritos en un imprescindible de estas cartas. Las broncas, eso sí, son inversamente proporcionales al rendimiento de su Cruz Azul. Esta vez, al mourinhizado entrenador español le dio tiempo a ofrecer combos (le invitó a resolver sus diferencias “en un lugar escondido” y “como lo hacen los hombres”) a su colega La Volpe, técnico de América, que le había acusado en alto de “vender humo”; a sufrir un repaso en el clásico joven que les enfrentó a ambos el domingo (2-0), y a engancharse en la rueda de prensa con otro periodista al que intentó ridiculizar y deseó no verle más. Bueno, como siga perdiendo más, igual consigue perderle de vista. Ya es penúltimo.
Pablo Guede. Los entrenadores y sus inventos. Y entre los más originales, o estrafalarios, se encuentra Pablo Guede, goleador del Málaga que hoy se sienta en la banca de Colo Colo. Tácticamente es un preparador interesante, traza equipos agradables de mirar. Pero a menudo desconcierta, se le va la pinza. A las decisiones esotéricas de hace semanas (plantar ruda en la cancha, cambiar de banquillo, limpiar con vinagre el camarín, ver los partidos agarrados a una figura de San Expedito) unió hace unos días un extravagante entrenamiento recreativo: el fútbol burbuja (un partido informal que cada jugador debía disputar metido dentro de una pelota gigante de plástico transparente). La gracia le costó cara. Meza, su mejor defensa central, acabó la delirante práctica lesionado con esguince de rodilla. Y ya no pudo jugar el domingo. Colo Colo, que venía ganando todo, dejó de hacerlo. Le preguntaron luego al técnico en rueda de prensa y su respuesta fue de lo más ilustrativa: “Siguiente pregunta”.