El Sevilla se queda a medias en primer duelo de octavos
Un gol oportunista del delantero deja en el aire una eliminatoria que el Sevilla, que se adelantó con goles de Sarabia y Correa, debió cerrar.
El Sevilla se confundió ante el Leicester. Vardy, el delantero que masca tabaco, viejo zorro como no podía ser de otra manera en ese club, aprovechó la primera relajación local para clavarle un puñalito que es una amenaza seria de eliminación. Es un contratiempo que lamentar, porque con el paso de los días el Sevilla comprobará que su fútbol está varios cuerpos por delante del Leicester y ahora se ha expuesto al fuego del King Power Stadium y a cualquier posible accidente en las intrigantes Midlands. Con 2-0, el trabajo del Sevilla no debía ser otro sino cerrar un cruce que ahora queda en el aire y medirá el carácter de un equipo que, como cualquiera que lo escrutó desde arriba, lo vio demasiado fácil.
El ejército de Sampaoli compareció al partido con la actitud necesaria. El argentino sorprendió con la alineación de Correa como titular. En lo mejor y en lo peor, Morgan cometió el penalti sobre el chico argentino y el Tucu se pidió el balón y decidió lanzar. Schmeichel, digna herencia familiar, le detuvo el penalti con una facilidad pasmosa. El Sevilla “no escuchó y siguió” y produjo un par de oportunidades hasta que la conexión Escudero-Sarabia le reportó un golazo del interior. Un futbolista que oficialmente costó 400.000 euros y que metió un cabezazo que vale millones.
Jugó sencillo el Sevilla ante la presión casi arcaica de un rival que se desnudaba solo, pero Nervión pedía más y lo encontró en un contragolpe en el que Jovetic, un minero, sacó todo lo que había de un pelotazo de Sarabia. Rescató el balón y permitió el desagravio de Correa, que se fue entre flores de la grada. El 2-0 generó un falso estado de euforia. Vardy lo castigó. Hay mucho que jugar en Leicester y muchos fantasmas que desterrar.