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Benzema, Cristiano Ronaldo y Casemiro

Buen partido de Benzema ante el Nápoles. Hacía falta y llegó a tiempo, en noche importante. He aquí un curioso jugador que, como a tantos otros, unas veces me desespera y otras me entusiasma con su juego. Empieza por tener una definición difícil como jugador, porque no es un nueve ni tampoco un media punta. Los argentinos inventaron para jugadores así la definición de ‘nueve y medio’, algo entre el nueve de referencia y el diez de la media punta. Así es Benzema y cuando está dispuesto y el partido le va como guante a la mano, mueve la delantera y llega al remate. Marcó uno, otro se le fue al palo y en otras ocasiones puso en aprietos a Reina.

Otra buena noticia fue Cristiano, que mostró una nueva cara. No jugó arriba, sino por los lados, como extremo. Eso no es novedad, pero sí lo fue que jugó sin orejeras. No fue el Cristiano sin otro afán que la carrera apresurada hacia el gol. Jugó con mirada circular, viendo a sus compañeros y entregándoles el balón. Lo hizo con Benzema varias veces y también, de forma llamativa, con Kroos en el gol de este. Llegó a la raya de fondo y tuvo perspectiva para localizar al alemán, que estaba fuera del área, y colocarle el balón con ventaja. Es muy bueno que Cristiano amplíe su horizonte, que dé variedad a su juego, ahora que está dejando de ser supersónico.

Y Casemiro, con su golazo. Al final explicó con sencillez que lo entrena, que Zidane les hace disparar desde fuera del área en los entrenamientos. Los goles de Cristiano que empiezan a faltar hay que sustituirlos de alguna manera, y ésta es una. Zidane trabaja, pues, no todo es mano izquierda. Así que Casemiro puede ir goteando goles además de hacer lo que ya hacía: cortar e iniciar. Y hacer faltas cuando es preciso. Faltas que le cuestan pocas tarjetas, porque las hace como con cierto escrúpulo: no alardea, no es aparatoso, no valentonea. Tampoco se queda a discutir ni a regañar. Se va en busca de su posición ideal para cuando saquen. Un tipo listo.