El 'Caso Zozulya' repele y se encasquilla
Ha pasado una semana y el ‘Caso Zozulya’ sigue encasquillado. He aquí un asunto que repele por todos lados. Hay fotos del jugador que echan para atrás, aunque en su auxilio está que se las ha hecho en el contexto de un estado de guerra, con su país, Ucrania, acosado por el gigante vecino, Rusia. Y ha hecho protestas contra ese cartel de neonazi que le han procurado esas fotos. Sus declaraciones negándose de tal podrían constituir, cuando menos, un acto de apostasía a mirar como algo positivo. Y sus compañeros del Betis, que han convivido meses con él, le defienden como una buena persona, un muchacho normal sin flecos violentos.
Sin embargo, los radicales del Rayo la han tomado con él y han creado una atmósfera en su contra difícil de obviar. En el asunto hay algo de maniobra de flanco contra el presidente, Martín Presa, al que persiguen desde hace años. El jugador dijo que el lunes pasado tomaría la resolución sobre venir o no, pero estamos a sábado y sigue entrenándose con el Betis, pero como huésped. No se atreve a aparecer por Vallecas, a pesar de que LaLiga y la AFE le garantizaron seguridad para él y para su familia. Tampoco el Rayo sabe ya, en conciencia, si un jugador tan repelido por una parte del público puede jugar bien. Desde luego, en campo propio sería difícil.
Pero, ¿se le puede retirar el derecho al trabajo a una persona por su ideología política, por muy desagradable que nos resulte? En ese caso estamos. Este jugador es del Rayo, el Betis no le piensa pagar porque ya no es suyo y el Rayo no lo va a hacer si no se incorpora. Tampoco puede ya ir a otro sitio. En fin, un tema diabólico, como escribí hace una semana. Por cierto: con respecto a aquel artículo, recibo carta de un cabecilla de los Bukaneros, quejándose de que les culpara del sabotaje a la iluminación del campo. Tenía razón. La investigación fracasó y no apareció culpable de aquello, ni bukanero ni no bukanero. Aclaración hecha.