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Vivir al Límite…pero con Messi

Del Barça de Luis Enrique pueden decirse muchas cosas, alguna malas, muchas discutibles, pero hay dos innegables: Este Barcelona no aburre (ha pasado de vivir en el dominio a vivir en el alambre) y es absolutamente competitivo. Es indescifrable e irreductible. Un conjunto que puede jugar rematadamente mal y aún así lograr el pase a la final de la final de la Copa del Rey de una manera agónica. Sobrevivieron los aficionados barcelonistas a un partido al que hace mucho tiempo que no están acostumbrados. Con un equipo que no jugó ni a las tabas, que fue dominado de cabo a rabo por un rival que le acogotó, los blaugrana únicamente se aferraron a la inmensa suerte de tener, según los expertos del fútbol mundial, al segundo mejor jugador del mundo. Messi fue el elemento diferencial de un partido que mereció llevarse el conjunto de Simeone. El 10 culé se inventó el gol de Suárez, fue el faro en los momentos de zozobra (en el alargue, por ejemplo) y estuvo a punto de marcar el gol del año en una falta descomunal.

Exceptuando a Messi, el Atlético fue mejor en todo lo demás. Incluso siendo fiel a su tradición de cometer catástrofes en los peores instantes. De nuevo, un penalti fallado en el peor momento, un gol mal anulado, despreciar una superioridad y, no lo olviden, si había un equipo capaz de convertir a Cillessen e un refrente del Barça, ese era el Atlético. El escaso público del Camp Nou, vivió al límite. Por fin tuvo consciencia de que a veces, sufrir da resultados, pero deben de saber, que milagros como el de ayer no abundan. Que se pongan las pilas.