El Proceso no puede con un Harden histórico ¡La fiesta está en Philadelphia!
No habían pasado ni 15 segundos cuando el Wells Fargo estalló tras un mate espectacular de Embiid. Sergio Rodríguez sumó ocho tantos.
12 segundos. 12 segundos fue exactamente el tiempo que tardó Joel Embiid en conseguir que los aficionados amortizaran sus entradas. 12 segundos tardó en recordar al mundo, por si a alguien se le había olvidado (casi imposible...), que lo que está pasando estos días en Philadelphia es realmente especial. Recibió en la línea de tres puntos un balón de T.J. McConnell (héroe de mil batallas en el Wells Fargo) y se fue hasta la cocina gracias a la ventaja generada por el pick&roll. Boom. El póster se lo llevó Nene, regalo de bienvenida a la ciudad del amor fraternal, y encendió a una grada que se nutre y nutre a un equipo en racha y a un gigante extremadamente talentoso convertido en ser superior. El Proceso es una realidad irrefutable.
Embiid hizo un auténtico partidazo, dando rienda suelta a ese nuevo gen de los pívots jóvenes para producir estadística (32 puntos, cuatro triples, siete rebotes, cuatro asistencias, tres robos y dos tapones). Pero James Harden está en otro nivel; en otra pelea. La Barba, que vio varias veces cómo su equipo caía en la trampa de los Sixers (una defensa que arriesga mucho en transición y que roba y pierde a un ritmo vertiginoso), se fue al descanso con 15 puntos y acabó el partido con 51. Lideró un 17-0 de parcial entre el final del segundo y el inicio del tercero, anotando 21/25 en un momento dado y cerrando el tercer cuarto con 34 puntos, ocho rebotes y 11 pases de canasta. De locos. De MVP.
Embiid contestó. De rookie tiene poco o nada a estas alturas de la temporada. Contestó con ocho puntos consecutivos (8-0 él solo), dos triples frontales seguidos que hicieron explotar por enésima vez a la parroquia Sixeriana (el nivel de interacción es increíble: él pide y ellos le dan, desde el minutos uno hasta el 48). Pero los Rockets aguantaron lo suficiente como para que Harden volviera el partido, y ahí se acabó todo. Nadie puede parar a La Barba. Nadie...
Al final, 51 puntos, 13 rebotes y 13 asistencias, su quinto triple-doble de al menos 40 puntos en lo que va de temporada y su segundo de más de 50. Nadie había logrado algo semejante en la historia de la NBA. Nadie...
Un partido de lo más entretenido entre dos equipos que llegaron al descanso por encima del 60% de acierto (no me quiero olvidar ni de Luwawu, otro rookie con buena pinta que anotó 12 puntos importantes en la primera parte a través de cortes) y que terminaron por encima del 50%. Pero un partido entre dos equipos que perdieron más de 40 balones en tres cuartos... Dos estrellas, un Rookie del Año y un MVP. Un Proceso que crece y un Pick&Roll que mata (38 entre Capela y Nene...). La fiesta está en Philadelphia.