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SEVILLA - REAL MADRID

Peter Shilton: “La racha de 40 habla del espíritu del grupo”

Alcanzó la gloria con el Nottingham: dos Copas de Europa, Supercopa de Europa y dos FA Cup en dos años. Antes, la racha de 40 partidos.

Actualizado a
Peter Shilton.

Usted empezó en el Leicester. ¿Qué le pareció lo que hizo la temporada pasada?

Sólo tenía 16 años cuando debuté con ellos en lo que ahora es la Premier. Es mi club. Lo que hicieron fue increíble, se subieron a una nube de la que no bajaron en toda la temporada y fue muy bueno para el mundo del fútbol. Todo gira ahora en torno al dinero, ya sabe: Arsenal, United, City, Liverpool... Su victoria hizo pensar a muchos otros que lo imposible, se puede conseguir.

¿Cómo llegó allí?

Entonces no había una estructura de academia como ahora. De pequeñito, cuando terminaba el colegio, iba en bicicleta a entrenarme. Lo hacía dos veces por semana, martes y jueves, para coincidir con los amateurs, que llegaban después de trabajar, por la noche, en sus coches. Yo solía ir con mi mentor, George Dewis, y me entrenaba en el párking de fuera del campo de entrenamiento. Con 15 años firmé como aprendiz y con 17 ya como profesional. Pero como aprendiz jugué algún partido, porque entonces la Liga no paraba por las selecciones y cubría la baja de Gordon Banks cuando él iba con Inglaterra.

¿Recuerda la primera vez que vio a Gordon Banks?

(Risas). Él fichó cuando yo tenía 10 años. Y desde el principio se convirtió en mi héroe. Ya con 16, tuve la responsabilidad de sustituirle jugando frente a Everton u otros grandes, ante 30.000 personas, cuando él se iba con Inglaterra. Tan bien lo hice que llegaron muchas ofertas de grandes clubes por mí, entre ellos Arsenal y United.

¿Y qué ocurrió?

El Leicester tuvo que decidir: mantenerme a mí como joven promesa y dejar marchar a Gordon o al contrario… Y finalmente Gordon salió al Stoke. Fue una situación tensa para mí, siendo tan joven y él mi héroe.

De Gea, Courtois, Oblak, Neuer, Keylor... ¿Qué tipo de portero le gusta más?

Del tipo Buffon (risas). Se va haciendo mayor y me sigue gustando. Yo jugué hasta los 43 al máximo nivel, y con Inglaterra hasta los 41. Ahora ha emergido Neuer, que es un tipo muy diferente de portero. De Gea ha mejorado mucho desde que está en el United, y Navas me gustó mucho en el pasado Mundial. En ese momento pensé que era el mejor del mundo.

En las estadísticas se aprecia que usted llegó a marcar un gol. ¿Cómo fue?

Todavía no había cumplido los 18. En aquel tiempo la pelota tenía cordones y era muy pesada. Fue un día muy húmedo, ventoso y frío, y jugábamos en Southampton. La niebla del mar había entrado a tierra y recuerdo que no podía ver el otro extremo del campo. Vi a nuestro ala izquierda, Mike Stringfellow, persiguiendo el balón que yo había pateado fuerte, y lo perdí de vista. Y oí un gran rugido. Pensé que Stringfellow había marcado, pero todos los jugadores salieron corriendo de la niebla hacia mí (risas). El balón pegó al portero y entró en la red.

Ramsey le hizo debutar con Inglaterra en 1970. Ahí ya le disputaba ese puesto a Gordon Banks. ¿Recuerda dónde estaba cuando recibió la noticia de su terrible accidente?

Perdió visión en un ojo y eso le retiró. Me sentí realmente devastador. Tenía la esperanza de estar poniendo algo en aprietos a Gordon en el puesto, pero ese suceso fue terrible.

¿Cómo fue su competencia con Ray Clemence después?

Clemence y yo éramos grandes amigos. Fue extraño, éramos rivales a muerte y fuimos compañeros de habitación durante diez años, y grandes amigos todo ese tiempo.

Hábleme de aquel gran Nottingham Forest cuya racha ha igualado ahora el Madrid.

Ganamos casi todos los títulos durante dos años, incluidas dos Copas de Europa, la segunda al Hamburgo en el Bernabéu. Ese fue uno de los mejores partidos de mi vida.

¿Cómo vivió tanta gesta?

La racha demostró nuestra consistencia, y el espíritu del equipo también, porque había un montón de partidos en los que íbamos 1-0 abajo y al final nos las arreglábamos para empatar o ganar. Siempre nos las arreglábamos para sacar algo aunque a veces no jugáramos muy bien. Al Madrid parece ocurrirle algo similar.

¿Qué equipo tenían?

El Forest acababa de ascender. Era una mezcla interesante. Había jugadores jóvenes, desconocidos, y algún veterano de calidad. Era un equipo con ritmo y resistencia, y tenía mucho carácter. Había equilibrio. Teníamos una gran defensa, capacidad de pase y desborde en la media y, obviamente, mucho ritmo con Tony Woodcock y la tremenda habilidad individual de John Robertson.

¿Y el técnico Brian Clough?

Brian Clough y Peter Taylor, que era su asistente y también había sido portero. Taylor solía venir a verme jugar de juvenil en el Leicester. Siempre le gusté y fue vital para que firmara por el Nottingham Forest. Clough y Taylor ya intentaron ficharme para el Derby County y para el Leeds. Clough era muy especial. Tenía aura, esa magia… Cuando entraba en una habitación la gente sabía que estaba allí antes de verle. Él nunca complicaba las cosas demasiado, pero esperaba el nivel más alto de los jugadores. No hablaba por los codos, pero cuando lo hacía, la gente escuchaba. Era un gran motivador...

¿Cómo eran sus charlas antes de los partidos?

No hablaba de tácticas; como mucho se sentaba al lado de alguien a tocarle la fibra sensible. Recuerdo que los dos o tres minutos de antes de salir al campo eran de una gran paz. Nadie podía levantarse ni caminar. No había voces ni gritos. Simplemente, nos sentábamos y nos concentrábamos. Después, cuando tocaba la campana para salir, era una explosión: “¡Vamos a ganar!”. Y salíamos corriendo al campo.

¿Cómo era realmente Brian Clough?

Se lo describiré con un ejemplo. Desde que fiché para el Forest todo estaba perfecto, paraba bien, no encajaba goles… Pero Brian siempre tenía una manera de asegurarse de que los jugadores tuvieran los pies en el suelo.

¿Sí?

A veces, antes de un partido importante, él llegaba al campo pronto, como a las dos... Le gustaba jugar al squash. Luego iba a los vestuarios y se duchaba antes de que llegáramos. Cuando yo aparecía mi equipación estaba al lado del baño. Y él, secándose con una toalla, en un charco de agua inmenso, donde yo debía vestirme. Tenía que esperar unos minutos hasta que terminara. Luego pasaba por mi lado y me decía: “¿Te importaría limpiar todo esto?”.

¿Le ridiculizaba…?

Y claro, todos los jugadores se meaban de la risa. Pero esa era su manera de decir: “Mira, tú eres tan grande que yo no puedo hacer esto sin ti”. Y al mismo tiempo intentaba decir: “Hago esto para que no te lo creas”. Sucedió tres o cuatro veces. Los compañeros terminaron entendiendo por qué Clough se comportaba así.

¿Cómo de importante era Peter Taylor para Clough?

Trabajan tan bien juntos... Era Taylor quien iba a ver a los jugadores en secreto; fue muy bueno fichando. Brian Clough era más el motivador y el técnico. Taylor era, ya sabe... Tenía muy buen sentido de humor. Se complementaron el uno al otro.

¿Por qué terminaron con tan mala relación?

Ya sabe, sucede en muchos matrimonios. Siempre hay puntos de fricción, pero le aseguro que eran una gran pareja.

¿Cuántas veces le han preguntado por Maradona?

Bastantes. No es algo que me guste, hablar del mejor jugador del mundo haciendo trampas y saliendo impune.

La mano de Dios…

Yo sabía que iba a llegar a la pelota, aunque sólo fuera para desplazarla un poquito. Fue increíble que ni el árbitro ni el linier vieran lo que el resto del mundo sí vio.

Aún se le ve dolido.

Lo importante para mí fue que Maradona nunca pidió perdón, y no lo admitió durante tantos y tantos años. Y un gran jugador normalmente es un gran caballero también, y yo creo que debería haberlo hecho. Porque el gol no fue anulado y Argentina se clasificó. Yo creo que por eso siempre hay un mal sabor en la boca con él.

¿Se ha llegado a encontrar con él después de ese partido?

Nunca. He tenido oportunidades, pero no quise hacerlo porque no le daría la mano. Hay uno o dos jugadores más de Inglaterra que piensan como yo. Es un personaje y un gran jugador, el mejor contra el que he jugado, pero...

¿Cómo vio desde el campo su segundo gol?

Hizo alguno mejor en el siguiente Mundial, driblando más. Fue una carrera muy larga, sí, pero no dribló a tantos, creo que sólo a Terry Fenwick al borde del área, y tenía amarilla.

¿Le quita mérito?

Fue una buena carrera, claro: rapidez, habilidad y reflejos para definir. Por eso fue el mejor jugador del mundo y sin él Argentina no habría ganado aquel Mundial.