Odegaard: las razones por las que aún no triunfó en el Madrid
El noruego se va cedido al Heerenveen para conseguir los minutos que el Madrid no puede darle. Un fichaje minigaláctico que no ha terminado de romper el cascarón en Chamartín...
Odegaard se marcha cedido 18 meses al Heerenveen de la Eredivisie y este martes fue presentado por el equipo tulipán. Se marcha a Holanda a hacer la mili, con 18 años recién cumplidos, tras fichar por el Madrid en diciembre de 2014 y no acabar de cumplir del todo las enormes expectativas que generó su fichaje como minigaláctico. Estas son las razones por las que Odegaard no ha explotado aún en el Madrid...
1. Las consecuencias de un sueldo galáctico.
No es culpa suya, porque fue el Madrid el que le hizo una oferta mareante para eliminar al Bayern de la puja, pero su lujoso salario (3,5 millones brutos por temporada, es decir, cerca de 2M€ netos) siendo un adolescente ya causó fricciones con sus nuevos compañeros desde antes de que pusiera siquiera un pie en Madrid. Su condición estelar desde el inicio y esa nómina le han puesto un cartel de titular por decreto que no le ha beneficiado y que ha creado más de una tensión en el vestuario del filial. El runrún de que algunos de los otros castillistas no le querían pasar la pelota ha sido recurrente...
2. Consideraba el Castilla un ‘marrón’.
Ni a Odegaard, que venía de haber debutado con la selección absoluta noruega, ni a su padre, Hans-Erik (empleado del Madrid como técnico en La Fábrica), les ha gustado nunca el filial blanco. Tampoco les gustaban los campos de Segunda B. Le pasó factura con el propio Zidane cuando el francés dirigía el Castilla. Odegaard firmó por el Madrid exigiendo por contrato entrenarse a diario con el primer equipo (y hacer la pretemporada) y sólo bajaba al filial para jugar. No había química con el equipo castillista. El propio Zizou le mandó al banquillo como castigo para darle un toque y su actitud mejoró, pero Odegaard siempre ha tenido la mirilla en el primer equipo.
3. No aprovechó las oportunidades del primer equipo.
Benítez tuvo que tragarse el sapo de llevarse al noruego por obligación al tour por Australia y China. Le dio 45 minutos ante el Roma, en el primer bolo en el que además tenía aún jugadores de vacaciones, únicamente para cumplir a ojos de Florentino. No volvió a utilizarlo más salvo en el amistoso en Oslo contra el Valerenga, organizado por la entidad madridista para hacer caja con el efecto Odegaard en Noruega. Lo diría Ancelotti, que le hizo debutar en un partido intrascendente de Liga contra el Getafe, en su último libro: “Fue un fichaje de relaciones públicas”. Este verano se le incluyó, ahora con Zidane, en la convocatoria para el stage por Canadá y EEUU. Donde Mariano y Marcos Llorente impresionaron al madridismo, el escandinavo no pasó de ser un meritorio más.
4. Una falta alarmante de gol.
En su primer año en la Primera noruega, y con apenas 15 años (aún iba al instituto a diario), hizo cinco goles para el modesto Stromsgodset. Los mismos que en los 62 partidos que ha jugado con la camiseta del Castilla en la Segunda B española. La temporada pasada, por ejemplo, sólo batió una vez al portero rival en 38 encuentros, playoff de ascenso a Segunda (en el que el filial se estrelló) incluido. Llegó a superar el año sin ver portería. Da asistencias, deja perlas técnicas, pero un futbolista de su proyección necesita ser muchísimo más dominante cuando juega en una categoría no profesional…
5. Le condenó jugar fuera de lugar…
Poner al escandinavo en el esquema táctico ha sido casi un martirio para sus entrenadores en Valdebebas. Es un diez, y para ese rol Zidane prefería a su hijo Enzo, Ramis tiraba de Febas y Solari también ha probado diferentes variantes. El resultado es que Odegaard ha sido desplazado a las bandas más de lo que él desearía. Sin poder actuar como mediapunta, su zona predilecta, sus detalles técnicos y visión para el último pase quedaban deslucidos. El chico no pudo disimular en muchos partidos su hastío. A diferencia del ejemplo de futbolistas del primer equipo como Isco, James y Asensio, que están sacándose a sí mismos las castañas del fuego adaptándose a otras posiciones, Odegaard no lo ha logrado. Un pecado si quieres triunfar en el club con más competencia por metro cuadrado del mundo.