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Colombianos por el mundo

Yerry Mina, entre la élite del fútbol mundial y Guachené

El defensa del Palmeiras atendió a AS Colombia en su casa. Habló de sus épocas de pobreza, trabajando en la galería de su pueblo. Conoció una discoteca a los 18 años y no consume licor.

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Yerry Mina al lado de su familia y amigos y Guachené.
Héctor Fabio Gruesso

Los ideales de Yerry Mina son tan extensos como los cañaduzales que se divisan predominantes en el horizonte circundantes a la vía que conduce a Guachené, municipio caucano donde nació y reposa en sus temporadas vacacionales el defensa central del Palmeiras brasileño y de la Selección Colombia; el espejo en el que desean mirarse los niños de su tierra; un lugar desprovisto, de calles despavimentadas, con más terrenos despoblados que viviendas, la mayoría en ladrillo limpio, pero en apariencia bien cimentadas.

El recorrido por Guachené, hace que la mente vuele por la geografía colombiana hasta un territorio inhóspito y olvidado. El pueblo está a cerca de 40 minutos de Cali. Mina pudiera trasladarse a cualquier paradisiaco lugar planetario, pero elige estar allí, en su hogar de dos plantas, junto a sus padres y a su hermano menor, con sus familiares, con sus amigos de infancia. La puerta permanece entreabierta, la casa acoge a todos los cercanos de la estrella, quien no conoce de vanidades. “Siempre trato de tener los pies en la tierra y los ojos en el cielo”, es el paradigma de vida de Mina.

Y es que cualquier excentricidad, sería un contrasentido con su vida aplomada, con sus orígenes de escasez, de esfuerzo y de riesgos por hacer realidad sus extensos ideales, como los cañaduzales que se divisan en el horizonte cuando se toma la vía que conduce a la salida de Guachené, por donde tantas veces Yerry Mina puso en riesgo su vida.

“Me iba prendido atrás de las volquetas, algunas veces, lloviendo, de noche… también pedía coleo hasta el retén y luego caminaba varios kilómetros para poder llegar al entreno, cuando estuve a prueba con el Deportivo Cali. Tenía que economizar, porque me ganaba 500 pesos en la galería, cargando mercados y los reunía para el transporte. Al que quiere algo, le cuesta”.

Yerry siempre encomendó su progreso a un balón, al fútbol. Cada patada y entrenamiento en el Polideportivo de Guachené, cerca de la casa donde su madre Marianella lo parió (23 de septiembre de 1994) era como un ritual de fe.

“Nunca dejé de entrenar, lo hacía descalzo o con tenis, pero siempre estaba en la cancha. También jugábamos en la tierra dura, por cerca de tres o cuatro horas, apostando por la gaseosa y metíamos duro”, rememora Yerry, y agradece a su padre. Don José Eulises Mina fue arquero e inspiró la carrera profesional del segundo de sus tres hijos -todos varones-. Guiado por su hermano Jair, quien también fue arquero y hoy es el representante de Yerry, transitó por Santa Fe, Millonarios, Cúcuta Deportivo, Once Caldas y en el fútbol ecuatoriano.

Eulises, de apariencia juvenil, aún se viste de arquero y ataja en la cancha del Polideportivo del pueblo. “Sufro cuando le hacen un gol chimbo”, cuenta Yerry.

Yerry también quiso ser arquero, pero su padre se exigió para no verlo sufrir. “Mi padre se esforzó para que llegara a ser lo que soy hoy en día, se la rebuscaba y me compraba los guayos, aunque tocaba mantenerlos remendando y después me quedaban más apretados. Él no dejó que yo fuera arquero, porque es una posición muy difícil”.

José Eulises, doña Marianella y demás familiares que han sido vitales en el crecimiento profesional de Yerry, antes lograron fortalecer sus valores, como un ser humano decidido y humilde. “Me inculcaron muchos valores… tenía que hacer los oficios, estar en la casa, hacer todo lo que mi madre me dijera. Yo no salía, vine a conocer una discoteca a los 18 años y nunca he consumido alcohol. Sé que si mis padres no me hubieran criado de esa manera, ahora sería del montón, o andaría por ahí”, asegura.

Su vuelo alto y ligero

Mina recuerda que no le “pararon bolas” cuando estuvo a prueba en las categorías formativas del Cali, y que no continuó en el América porque un señor se quería quedar con la totalidad de sus derechos deportivos. Fue cuando su tío Jair lo llevó al Deportivo Pasto, poco después de que Yerry terminara sus estudios en el bachillerato.

Con el conjunto nariñense aguantó insistente cerca de 2 años actuando con la categoría Sub-20. “Nos daban un subsidio de $100.000, le mandaba $60.000 a mi mamá y los $40.000 que me quedaban, para mí eran oro (risas), porque nosotros comíamos puro pan coco con Big Cola y nos íbamos a pie a entrenar, era muy lejos, pero lo hacíamos por ahorrar”, cuenta e indica que las travesías las hacía junto a Víctor Mejía, quien este miércoles en la tarde es uno de los tantos amigos que están en la sala de casa de Yerry, donde sobresalen los cuadros… cuando don Eulises atajaba, cuando Yerry logró la Liga, la Superliga y la Copa Sudamericana con Santa Fe, cuando debutó en la profesional con el Deportivo Pasto…

Mina valora cada oportunidad, no la desaprovecha. En su segundo partido por las Eliminatorias a Rusia 2018, logró el gol para el empate de la Selección Colombia (2-2) frente a Uruguay (fecha 10). También convirtió goles importantes con Santa Fe, en la Liga, en la Superliga, en la Sudamericana y en la Libertadores. En la primera temporada con Palmeiras, celebró cuatro anotaciones en 13 partidos de Liga y se alzó con el Brasileirao. Se fortaleció tras la necesidad y ante el deseo impotente de no poder ayudar a su mamá.

“Cuando se dio la oportunidad de ir al Pasto, me causó mucho susto, pero dije, ‘voy a quedarme, no voy a volver’, y así fue, se dio el inicio de mi carrera. También fue difícil, yo llegué a la Sub-20 y en la profesional jugaba un primo, Camilo Mancilla. Un día mi mamá no tenía plata para comprar algo que necesitaba con urgencia y llamó a mi primo para que le colaborara. Fue algo que me quedó marcado, lloré toda la noche por no poderle dar a mi mamá, por eso decidí trabajar más duro. Cuando me subían con la profesional, me jugaba unos partidazos, hasta que el ‘profe’ Flabio Torres dijo que dejara de jugar de volante y me ubicó como defensa central. Debuté en Copa Colombia, en los primeros cinco partidos salí figura, y luego me pusieron de titular en Liga”.

Luego de su primer año con Deportivo Pasto, fue transferido a Santa Fe y tras su primera temporada con el Palmeiras de Brasil, podría ser cedido en el mercado de verano a Barcelona de España. Mientras tanto, Yerry Fernando Mina González, se recupera de un problema muscular y reposa en su casa en Guachené. En la tarde de este miércoles, atendió la visita de Cristian Mina (jugador de la prejuvenil del América), de ‘Gincho’, de ‘Maito’, de ‘Pechu’, de William, de ‘Pechuga’, de ‘Cundumí, de ‘Cuca’, de ‘Calilla’, de ‘Luisao’, de ‘Bandido’, de su tía… Yerri es el que más bromea, el más risueño. Rinde apología a la sencillez. Vive, “con los pies en la tierra y los ojos en el cielo”.

¿Cuál es su techo?

“No sé a dónde vaya a llegar, solo me dejo llevar por Dios y mi familia y trato de echar para adelante. Siempre me la he creído, he procurado ser el mejor, estar siempre arriba, compartiendo con los grandes. Cuando fui a Santa Fe, varios equipos me querían, pero me decidí por ir a la capital”.

¿Cuándo llegó a Palmeiras, de cuál de los jugadores colombianos le hablaban más?

“De Faustino Asprilla, me contaban que al mes tenía cerca de 20 multas… me hablaban más de Asprilla que de Rincón”.

¿Qué es lo más difícil en Brasil?

“La hinchada, meten presión y es complicado cuando te va mal”.

¿La salsa o la samba?

“Me gusta la salsa choke. En Brasil yo soy el que pongo el ritmo, yo bailo y es como si lo hiciera el mejor en el género”.

¿El compañero que más baila?

“Cuadrado (Juan Guillermo). Algunos dicen que Cuadrado está loco, porque nunca está quieto, no duerme nunca en el día”.

¿Le gusta más el fútbol inglés o el español?

“El inglés, porque cualquier equipo te puede ganar. Me gustan los ida y vuelta, las emociones”.

¿Sus equipos favoritos?

“Siempre me he inclinado por Barcelona, Manchester United, Real Madrid y ahora PSG”.

En una final de Champions, Barcelona vs. Machester City, ¿a cuál le haría fuerza?

“Al Barcelona, me gusta como juega, pero ahora soy hincha del Palmeiras”.

¿Cuáles son sus jugadores referentes?

“Me gusta mucho Thiago Silva, Sergio Ramos, Piqué. De cada uno trato de aprender algo. Piqué es un gran jugador que sale con el balón limpio desde atrás. Al igual que Yaya Touré”.

¿Se ha visualizado haciendo pareja con Piqué?

“Siempre he estado tranquilo, haciendo las cosas bien y esperando el tiempo de Dios”.