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CICLISMO

Van Avermaet: "Al fin estoy en lo más alto del ciclismo mundial"

El belga del BMC-TAG Heuer, de 31 años, ganó el oro olímpico: "Mi mejor triunfo". Habló con AS y otros medios de su trayectoria mientras se recupera del tobillo.

Van Avermaet: "Al fin estoy en lo más alto del ciclismo mundial"
BMC-TAG Heuer
ASTV

-Seis victorias, campeón olímpico y mejor deportista belga de 2016. Vaya año...

-Así es. 2016 se ha convertido, sencillamente, en mi mejor temporada como profesional. Me perdí mis carreras favoritas, como son Flandes, Roubaix y Amstel, por culpa de aquella caída, pero creo que una etapa en el Tour, Tirreno, Het Nieuwsblad, los Juegos, Montreal… suponen triunfos de primer nivel. Me siento muy orgulloso de mi campaña. Especialmente, por mi oro en Río y por haber competido de manera consistente durante todo 2016. Por fin puedo decir que estoy donde quería estar. Aunque luché durante muchos años por conseguirlo, a los 31 ya me encuentro en lo más alto del ciclismo mundial.

-No ayudó que compartiera equipo, en el Lotto y el BMC, con Philippe Gilbert, un corredor de sus características y con más galones.

-Cierto, somos del mismo estilo y, pese a que nunca sufrimos malentendidos, costaba realizar la táctica para los dos. A veces tocaba trabajar. También coincidí con Evans, Hoste, Hushovd o Ballan. Cuando yo llegué, ellos dominaban en plan jefe. Elegí el camino más difícil, crecer poco a poco en una escuadra potente, y la satisfacción de saberte ahora líder único es francamente gratificante.

-Hasta ahora se había caracterizado por la falta de pegada, por sacar buenos puestos sin ganar. ¿Qué ha cambiado?

-Si debo decidir el momento en el que se activó un 'click' en mi cabeza, seguramente fue en la etapa del Tour de 2015 de Rodez, donde batí a Peter Sagan. La victoria, de prestigio y frente a un grandísimo campeón, me aportó más confianza. Considero 2015 un curso realmente bueno. Siempre me vi en la pelea, y logré unos resultados que, para 2016, me dieron ese punto extra.

-En 2015 quedó libre en una investigación de la Federación Belga por dopaje con ozono.

-Aquella pesadilla acabó y se demostró mi inocencia. Me focalicé en la carretera, así continúo.

-¿Le presionan los éxitos o, al contrario, le liberan?

-Al fin no tengo que demostrar nada a nadie. Estoy muchísimo más relajado y concentrado que otras temporadas, y me produce una sensación muy agradable.

-Oro olímpico. ¿Qué significa para usted?

-¡Todo! No cambiaría mi título por nada en el mundo. Una vez que te conviertes en campeón, te percatas de su importancia. Mi padre (Ronald, también profesional) fue olímpico en Moscú y siempre me hablaba muy orgulloso y me enseñaba una medalla que daban entonces sólo por participar: 'Hey, yo acudí a los Juegos' (se ríe con voz de burla). Se trata del evento más grande del mundo, y en el ciclismo hemos tomado conciencia. Cada atleta de cada disciplina deportiva se entrena cuatro años para intentar ofrecer lo mejor. Yo me preparé al 100%, deseaba honrar la cita y conseguí mi mejor victoria.

-En el BMC-TAG Heuer hay dos campeones olímpicos, Samuel Sánchez y usted.

-Samu anda como loco con este asunto. Que si toma calcetines, que si pon un ribete dorado en el maillot, que si hazte un tatuaje... Me encanta su pasión, aunque no soy el tipo de persona que se tatúa.

-¿Sus próximos objetivos?

-Buah, aún muchos. Si sólo me dejan escoger una prueba, Flandes. Esa carrera lo es todo para un flamenco, para un belga. Es Bélgica y nuestra pasión por la bicicleta. Aparte, me gustaría vencer en Roubaix y Amstel, aunque prolongar la forma en primavera resulte complicado. Y cómo no, el arcoíris. Sin duda aspiraré al Mundial, el trazado de Noruega en 2017 se me adapta bien y quiero ganar más.