Pasión, dignidad y adherencia

Pese a la distancia sideral entre presupuestos, lo que marcó el resultado fue la adherencia. Del balón perdido por Piatti cuando conducía casi en la frontal del área azulgrana nace la contra del 1-0. De otro que Iniesta retiene aun en plena caída nace el 2-0, en el que también es decisivo Roberto, quien no es capaz de blocar. Adherencia. Y ahí, en ese rechace aprovechado por Luis Suárez, se descosió el derbi. Hasta bien entrada la segunda mitad estuvo abierto, lo cual ya es novedad tras años grises para el Espanyol.

Que el infortunio se cebó con el conjunto de Quique resulta evidente: a las lesiones de Víctor Sánchez, Baptistao y Hernán se unió la de Diego López en pleno partido. Igual de evidente es que le faltó cierta pasión inherente a un derbi (iconos de esto, Tamudo, Marañón y Lardín, lo vieron en el palco), pero no menos que siendo académico tuvo opciones durante una hora larga. Aunque, justo cuando no lo fue, incorporándose David López en un contra, hizo un golazo. Un premio menor para un Espanyol muy digno.