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Ojo: los ultras se crecen de nuevo

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La muerte de ‘Jimmy’ provocó una reacción general contra la violencia y hasta los malos modos en el fútbol. Aquella tragedia provocó una reacción colectiva en favor de un fútbol en paz, de tolerancia cero contra insultos, pancartas inadecuadas y actitudes agresivas. LaLiga consiguió que todos los grupos radicales se inscribieran en un registro. Algunos tardaron más que otros, pero finalmente todos lo hicieron. Aquel ‘espíritu de Ermua’ funcionó. Durante los últimos años habíamos tenido un fútbol desprovisto de gamberreo, con casos muy aislados, identificables, casi siempre resueltos con la expulsión del club de los responsables directos.

He dicho ‘habíamos tenido’ porque temo que lo estemos dejando de tener. La última jornada, los ‘yomus’ del Valencia recibieron con actitud agresiva a sus jugadores, al regreso de San Sebastián. No hace mucho, una cuadrilla de bárbaros del Sevilla atacó a un grupo de aficionados de la Juve en un bar, la víspera del partido. Los del Zaragoza, ‘ligallos’ y ‘avisperos’, ni siquiera tienen necesidad de afición rival a la que atacar: se pelean gozosamente entre ellos, sea en Zaragoza, Soria o Getafe. En Vitoria, ocho hinchas del Espanyol resultaron heridos. En Pamplona se vieron pancartas de tipo ultra portadas por un grupo de aficionados del Atleti.

Hay un rebrote y conviene cortarlo de inmediato. Y también los insultos, que vuelven a aparecer. Precisamente hace poco que la Audiencia, a la que había recurrido el Sevilla, dio la razón a LaLiga, que había multado al club por insultos de sus aficionados a un jugador rival. Es un buen precedente, que alejará de las mentes obtusas esa idea de que no hay frontera entre insulto y libertad de expresión. Tebas considera que este rebrote viene por mimetismo con algunos actos recientes de aficiones de fuera que han andado por aquí y ha elevado el asunto de nuevo a cuestión prioritaria. Es un asunto en el que debemos colaborar todos.