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El fanatismo cordial, o El Clásico visto por la Mesa de los Galanes

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El mundo vive equivocado. Tal y como decía el gran Roberto Fontanarrosa. En honor del Negro se celebró en Barcelona una mesa redonda en torno a la figura de quien, en opinión unánime de los asistentes, “es el escritor que quiso más al fútbol”, pero siempre desde lo que Jorge Valdano, uno de los ponentes, definió como “el fanatismo cordial”. El ‘Mundo ha vivido equivocado’ es una de las grandes historias de este escritor y dibujante argentino, de Rosario para más señas, que obligó a que los lectores de Clarín empezaran a leer el diario por la contratapa, donde él desparramaba talento. Como pasa con el AS, pero por otros motivos. Escuchando a los sabios hablar sobre el Negro y su pasión por el fútbol, uno afronta lo que pueda acaecer mañana con otro espíritu. Lo importante es la tertulia y el sentido del humor. Valdano definió al escritor como “un genio en un envase normal”. Visto al rosarino más famoso de Barcelona, debe de ser una característica marca de la casa.

Serrat a la réplica. Valdano, que llegó sabiendo que jugaba en campo contrario, (“soy un leproso en reino canalla y madridista en Barcelona”, dijo preventivamente) encontró cumplida réplica en Joan Manuel Serrat, que confesó como convenció al Negro para que adoptase al Barça: “Me puse la camiseta de Central”. Posiblemente, también influyó Menotti, con el que cenaron la pizza más triste del mundo después de que Bélgica ganara a Argentina en el Camp Nou el encuentro inaugural­ del Mundial 82.

La malas palabras. Fontanarrosa era un hincha radicalmente visceral de Central y vivía la rivalidad con Newell’s como sólo se puede vivir en Rosario (“la ciudad que exagera la argentinidad”, según explicaron, imagínense el panorama) y a menudo, en su legendaria tertulia del Café El Cairo, donde se reunía la Mesa de los Galanes, se subía el tono hablando, entre otras cosas, de fútbol. Por eso, cuando hubo un congreso de lengua en 2004 en Rosario, Fontanarrosa pidió dar un discurso para defender “las malas palabras”. Esas que, según él, no existen, a no ser que en su mundo gramático, sean las que peguen a las palabras buenas.

La Mesa de los Galanes. Ver a Valdano, Serrat y a Pisarello, Kern y Dobry hablar sobre del Negro de sus dibujos, de asados, de cuentos, de fútbol, de política y de su generosidad tronchándose (cada anécdota superaba a la anterior) daba envidia. Ojalá el Clásico pueda discutirse en la Mesa de los Galanes.