Nunca se detuvo. Largo, extenuante el camino, siempre llegó. “Desde mi barrio, Montelibano – Cuba (Pereira), hasta donde entrenaba con la Academia Pereirana había que hacer un recorrido de cerca de una hora y media. El profesor de la escuela en ocasiones me daba para el pasaje, otras veces me iba a pie y luego armé una bicicleta y me transportaba en ella”, reveló a AS Colombia el delantero del Deportivo Cali , quien en Floridablanca, en la ida de los Cuartos de Final, adelantó al Cali en el marcador frente al Bucaramanga. Este domingo en Palmaseca, está confiado en que lograrán la clasificación y luego la décima estrella. Disciplinado, mesurado y muy paciente. Arribó al equipo verdiblanco a los 16 años de edad, y luego de haber entrenado durante solo una semana con la Juvenil A dirigida por con Guillermo Serrano, el ‘Maestro’ Jairo Arboleda lo promovió a la categoría especial. En la Sub-20 hizo pareja en la delantera con Hárold Preciado, con quien hoy comparte en la profesional. Leonel Álvarez lo hizo debutar en el Apertura de 2013. En el primer semestre del presente año celebró 10 goles con el Cúcuta Deportivo, equipo en el que ya había jugado un par de años antes. También vistió la camiseta de Águilas Doradas. Retornó al Cali con la dulzura que le permitió erigirse en goleador del Ascenso con el conjunto ‘motilón’. No obstante, no ha logrado convivir con las celebraciones, ha carecido de la fe que los entrenadores le depositan a los goleadores; en ocasiones sacrificado lejos del área, otras, aguantando paciente en el banco de suplentes. Por ello, por su vida esforzada, por su humildad, detalla sus semejanzas con su mayor referente, el delantero caucano del Borussia Dortmund alemán, Adrián Ramos. “Lo veía desde cuando jugaba en el América, ahora veo los partidos del Borussia y he quedado inconforme porque no lo volvieron a llamar a la Selección Colombia. Es una situación similar a la mía, me identifico con él. Me gustan sus desmarques, es un goleador. He querido conocerlo. Me han hablado mucho de su humildad. Espero seguir aprendiendo de su fútbol. También me identifico con su vida humilde, desde donde salió. Es algo similar a mi vida”. Una vida llena de obstáculos que siempre ha sabido sortear. Lloreda nació en Bagadó, Chocó y empezó a luchar por sus sueños en Pereira, donde vivía con su madre y sus tres hermanos. Ella siempre lo reprendía por las travesías que José David a diario hacía… caminar o irse en bicicleta por cerca de una hora y media para llegar a entrenar con la Academia Pereirana. Su madre no tuvo otro reparo hacía él. Se graduó del bachillerato a los 16 años, poco antes de sumarse al Cali, y también es técnico en gastronomía. Además, conoce de Dios. Con algunos compañeros con los que compartió en las categorías formativas de los ‘azucareros’ conformaron el grupo cristiano ‘los búfalos del señor’. “Es la mejor decisión que he tomado en mi vida”, asegura el delantero de 22 años de edad, con la misma fe que se tiene para el compromiso de vuelta frente al Bucaramanga. ¿Cree en la clasificación frente a Bucaramanga? “Obvio. Lo tengo latente. Creo en la clasificación y en el título. Tengo la fe de que Dios va a hacer cosas grandes con el equipo y ya lo está mostrando. Confío en cada uno de mis compañeros y en mis capacidades”. ¿Será importante golpear en los primeros minutos o tener paciencia? “Siempre va a ser importante hacer un gol tempranero. Si no se puede conseguir, hay que tener la paciencia porque en cualquier momento va a llegar el gol que nos va a meter en el partido. Y luego debemos ir a ampliar el marcador”. ¿Es complejo superar la defensa del Bucaramanga? “Es compleja. Si llegaron hasta estas instancias es porque tienen virtudes. Es un buen equipo, pero tenemos que hacer lo posible para desconcertarlos atrás, y tener mucha movilidad para generar acciones que nos generen goles”.