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El 4-4-2 reivindica a Isco

Hay jugadores que funcionan con todos los dibujos y hay dibujos que no convienen a algunos jugadores, como ocurre con Isco y el 4-3-3, sistema habitual del Real Madrid en los últimos años, y casi único cuando Cristiano Ronaldo, Bale y Benzema han estado en perfecto estado de revista. Tanto Ancelotti como Zidane declararon desde el primer día que los tres formarían la delantera titular. No engañaron a nadie. Salvo lesiones o partidos de escasísima importancia, han jugado con tanta frecuencia que rara vez se ha cuestionado el sistema del Real Madrid. El 4-3-3 estaba fuera de debate porque la delantera no se discutía. Los tres eran demasiado buenos como para caer en minucias tácticas. Sin embargo, en ningún momento ha parecido que Ancelotti y Zidane sean dos fanáticos de ese dibujo, por los menos en el Real Madrid. El partido frente al Atlético lo demostró nuevamente.

Pocos equipos han sido más contradictorios que el Real Madrid para utilizar una táctica de referencia durante toda la temporada y cambiarla, siempre con éxito, en los partidos cruciales. Ancelotti aprovechó la lesión de Cristiano Ronaldo para formar con un 4-4-2 en las victorias frente al Barça en la final de Copa de 2014 y en la ida de la semifinal de la Liga de Campeones contra el Bayern Múnich. Los problemas musculares de Bale permitieron al técnico italiano abandonar el 4-3-3 para jugar con cuatro centrocampistas (Isco, Modric, Kroos y James) en el trayecto récord de victorias, en los últimos meses de 2014. En el Manzanares, sin Benzema plenamente recuperado, Zidane regresó al 4-4-2 (dibujo al que se refirió en la conferencia de prensa posterior al encuentro) con el éxito de costumbre en el Real Madrid.

Ningún jugador se ha favorecido tanto de este cambio de sistema como Isco, tanto en la época de Ancelotti como en la de Zidane. Jugó la final contra el Barça, la semifinal con el Bayern y el sábado frente al Atlético. En los tres partidos con actuaciones muy destacadas. Isco es un caso claro de futbolista peleado con el 4-3-3. Lo ha intentado y se ha esforzado por luchar contra su naturaleza, pero generalmente ha parecido muy incómodo. Se le puede considerar víctima de un sistema que requiere lo menos adecuado a sus condiciones y reduce sus principales cualidades. No son otras que su habilidad cerca del área, la precisión para filtrar pases cortos y la intuición para el gol cuando Isco está más pendiente de los grandes recorridos de los centrocampistas. No es el único en el Real Madrid que sufre con el 4-3-3. James tampoco le encuentra las vueltas al dibujo. O al revés, el dibujo le rechaza. Isco jugó en el Manzanares su mejor partido en mucho tiempo. Se sintió feliz en una posición más amable con sus cualidades naturales, por delante de Modric y Kovacic, por detrás de Cristiano y menos obligado a perseguir gente por los costados. Es una excelente noticia para un jugador que parecía en regresión, sometido a rumores de traspaso y con escasa presencia entre los titulares. No acudió a la Eurocopa y se dudó de su futuro durante el verano. Los últimos partidos han revertido esta inquietante situación. Sorprendió en Wembley con unos maravillosos minutos finales y destacó en el derbi. Puede que Isco no funcione con todos los dibujos, pero el 4-4-2 le sienta como un guante.