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Laso no quiso vejar al Barça

Fue una paliza tremenda. Histórica, porque el Madrid nunca había ganado al Barcelona en su casa por semejante diferencia: 39 puntos (63-102) por aquellos 23 (67-90) del Madrid de Ferrándiz en 1968. Aún pudo ser mayor. Muchísimo mayor. A falta de 3:12 minutos para acabar el partido, el Barcelona aún no había anotado en ese último cuarto. El Madrid ganaba por 45 puntos (46-91). El Palau se vaciaba, los jugadores azulgrana se desesperaban y Bartzokas no paraba de mesarse los cabellos. En ese momento, el Madrid levantó el pie. Más aún, porque Llull llevaba ya tiempo sin jugar. El Barcelona, entonces, pudo meter 17 puntos en esos 3:12 minutos que quedaban, y pasar de un parcial de 0-16 a otro de 17-11. Laso no quiso vejar al Barcelona. Tenía bastante con esa paliza.

Doncic tampoco quiso hacer sangre y agotó la última posesión sin tirar. Tal y como está de igualada la Euroliga, estar entre los ocho primeros va a ser cuestión de punto arriba, punto abajo. Esa diferencia decidirá quién pasa a la siguiente fase. De momento decide que el Barcelona sea el último de quienes están empatados en la zona media. El Madrid, por su parte, ha adquirido un gran colchón en caso de empate. Por eso que va a ser tan importante la diferencia de puntos, Laso y Doncic pecaron de generosos, aunque ahora el Barcelona está obligado igualmente a remontar con victorias abultadas. Como si ya tuviera poco con las bajas de Navarro, Ribas, Claver, Doellman... El Madrid, mientras, disfruta de un equipazo. Si funciona, ya hemos visto de lo que es capaz.