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Es probable que nuestros jugadores se destaquen en equipos, por el grupo que los rodea. Pero al juntarse en una Selección Colombia, como titulo, nada de nada.

Ni juego de conjunto y ni siquiera acciones individuales para destacar. Colombia perdió apenas 3-0 porque Argentina, "desaceleró", después del segundo gol de Pratto y así con desorden, habitual en las últimas salidas, la Selección llegó al cierre de la inicial. Con la presencia de Macnelly, algo funcionó, sin llegar a ser determinante.

Sólo hubo un cabezazo de Falcao en la inicial y un tiro libre de James en el cierre del partido, que estrelló en el vertical derecho de Romero. Dos aproximaciones en 90 minutos es el reflejo de la poca presencia como fuerza ofensiva.

Si el experimento de Berrío ante Chile fue fracaso, el de Alvarez Balanta, inentendible. Por su sector se ubicó Messi y allí comenzó la fiesta de Argentina. Los ingresos de Bacca y Copete, nada aportaron y volvimos a lo de siempre. Delantero en punta que se pierde, lo aíslan sus compañeros y terminan siendo desperdiciados. El desfile de los número nueve es lamentable. Bacca, Falcao, Borja o a quien ponga Pékerman, "desaparece". Ningún volante se asocia a él y queda aislado, esperando alguna escaramuza de Cuadrado o que por equivocación llegue un centro al área.

Ni hablar del trabajo defensivo. Mal Dávinson, marcando equivocadamente a Pratto. Murillo, por adornarse, regaló el tercer gol, perdiendo la pelota con Messi y por ahí Arias, intentando subir a ayudar a Cuadrado, que empezó bien, pero se fue diluyendo con el correr de los minutos.

Así el asunto, sin juego ni claridad, la defensa inoperante, los volantes perdidos en marca y salida y con Barrios, sin saber que pretendía Pekerman con él. James sin peso específico, mientras Messi participó en los tres goles. De tiro libre donde es especialista. Dos pases para gol. A Pratto y Di María. Jugador que conoce su papel y juega en cualquier lado, así haya estado perdido ante Brasil. Pero lúcido y claro en noche de contundencia.

Nada de nada. Perdimos por tres goles, que bien pudieron ser más. Perdimos por desordenados, descuadernados, sin hacer resistencia y menos causar preocupación a los argentinos, que ganaron y dejaron a Bauza sacando pecho.