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El triunfo de Nacional, dos a uno sobre Junior, resultó bastante entretenido y permitió observar a varios jugadores que progresan. De esos juegos, donde uno debe buscar novedades, porque el ganador de esta Copa sólo recibirá un trofeo y el honor del campeón. Es de urgencia que el patrocinador consiga para la versión próxima, un aliciente serio,como venía ocurriendo.

Nacional impuso ritmo, aplicó velocidad en el segundo tiempo y al final ganó merecidamente. El juez Gallo, muy celoso en el asunto del reloj, dejó al Junior en el último momento con una posibilidad en un tiro libre. Tal vez pensó que era un riesgo y hubiese resultado injusto que Nacional, mucho mas equipo en este partido, terminara empatando.

Progresan varios jugadores. Chunga, despistado en los dos goles que sufrió, reparó esas fallas por inocente, con al menos seis intervenciones oportunas y que dejaron el asunto apenas con un dos a uno en contra. Alexis Pérez, el marcador central que aprovechó la salida de Jorge Arias es rápido, fuerte, seguro en los cruces. Escalante, quien aún no se consolida, pero cada vez que ingresa exhibe atrevimiento y control con su izquierda.

Del lado de Nacional, el ascenso en juego de apoyo y por el costado derecho de Mateus Uribe. En el Tolima actuaba como volante y lo hacía bien. Ahora, con la lesión de Bocanegra, responde en un puesto al cual se esta acostumbrando con rapidez.

En cuanto a Ezequiel Rescaldani, se nota mas armador de juego, en zona superior, porque sabe jugar de espaldas al arco adversario y entrega la pelota a quien llegue acompáñandolo. Puede ser goleador, pero me parece mejor pasador y con la zurda, esconde y mueve la pelota con seguridad. Otro que se lució fue Andrés Ibargüen. Retornó con movilidad y se convierte en generador de espacios libres para otros compañeros. Estuvo un tiempo apagado. Ahora parece estar como en los mejores momentos en el Tolima.

Junior intentará contar con delanteros como Ovelar, Rangel y hasta Toloza para la revancha en Barranquilla. Por estos ausentes, se justificó la forma de encarar el juego ante Nacional, donde había cantidad de volantes y poca preocupación por visitar a Armani.