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Aduriz mete el partido en la Historia

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Cuatro goles a Macedonia en Granada. Tres puntos más y ahorros para el ‘goal average’ final, que puede contar si acabamos empatados con Italia, que ganó en Liechtenstein por el mismo marcador. Pero no fue un partido para entusiasmar. Un primer tiempo francamente flojo, estrellados ante la defensa de Macedonia, sin lanzar a los laterales a abrir el campo, y un segundo algo mejor, a favor de la fatiga que siempre crea desajustes en los equipos que se cierran. Lo más chocante es que, con muy poco, Macedonia nos hizo ocasiones. Las escasas veces que cruzó el medio campo llegó al remate con peligro. De Gea no tuvo una noche ociosa.

A España le caen por fuerza partidos así: un rival con cinco atrás, protegidos por otros tres o cuatro. Frente a eso, toque y toque, que si se hace sin nervio ni ambición no sirve. El delantero centro, en este caso Morata, se desespera al fondo de la cueva, y más aún si no hay llegadas por fuera. Es un modelo de partido que vemos con frecuencia. Hace falta nervio, sacrificio, y sobre todo, precisión. Que el mayor número posible de jugadores acierte, que estén vivos. En la primera parte no muchos jugaron bien, de ahí la mala impresión, que pudo ser peor: Macedonia tuvo dos ocasiones clarísimas en los primeros minutos del partido.

La segunda mitad mejoró, sobre todo al impulso de Silva y Vitolo, que fueron a más. Por ellos llegó el segundo gol, que nos dio la tranquilidad, pero a partir de ahí se produjo un extraño relajo, roto sólo ya muy avanzado el tiempo, con un minuto milagroso en el que entraron dos goles más, cada cual con su singularidad. El primero fue de lateral a lateral, centró Carvajal y remató Monreal, todo muy pareado. El otro lo marcó Aduriz, que se convierte así en el jugador de más edad que marca para la Selección. Y tal como está, le meterá más meses al récord a poca suerte que tenga. Gracias a él, un partido sin historia entrará en la Historia.