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MANCHESTER CITY-BARCELONA

Diagnóstico del Barça: falta de continuidad, de paciencia...

El equipo de Luis Enrique no consigue dominar los partidos y es víctima de unos apagones que cuestan muy caros, como el martes en Manchester.

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Diagnóstico del Barça: falta de continuidad, de paciencia...

Empieza a ser una costumbre peligrosa. El martes en el Etihad ante el Manchester City al Barcelona se le volvieron a fundir los plomos, sufrió un apagón general y, de nuevo, un partido que parecía controlado acabó en drama. El Barcelona había jugado una muy buena primera parte en la que Messi parecía dominar el partido a su antojo, pero un error entre Mascherano y Sergi Roberto provocó el gol del empate antes del final de la primera parte y a partir de ahí el equipo de Luis Enrique se vio atropellado por un City que le devoró en la segunda parte.

Estas desconexiones del Barcelona vienen siendo habituales en los dos últimos meses. De hecho, desde el primer partido de Liga jugado el 28 de agosto en San Mamés ante el Athletic raro es el día en el que el conjunto blaugrana no se ausenta del partido dando aire a un rival al que somete en muchas fases del encuentro gracias al talento de sus atacantes. A veces es la falta de paciencia en la construcción del juego la que genera estos apagones o a veces son errores individuales. En Bilbao, sin ir más lejos, un error de Ter Stegen en la salida del balón a punto estuvo de costar muy caro, pero el portero alemán atajó el balón con la cara.

Desde entonces, la sucesión de partidos con falta de continuidad ha sido norma de la casa. En el debut liguero en casa como local ante el Alavés, las rotaciones masivas afectaron al equipo que perdió su primer partido de la temporada. Ni la entrada del tridente en la fase final del encuentro pudo arreglar la situación.

Ante el Atlético de Madrid, el partido parecía en las manos del Barcelona hasta que Simeone metió en el partido a Correa. La entrada del argentino pilló al Barça con la guardia baja, Luis Enrique no leyó el movimiento de su oponente y Correa logró el empate al poco de ingresar en el terreno de juego.

Ante el Sporting el partido se decidió en dos fogonazos. Uno en la primera parte cuando cuando Suárez y Rafinha marcaron en un lapso de tres minutos y luego cuando el Sporting se quedó con un hombre menos y el Barça amplió la distancia en el marcador con tres goles en 8 minutos. El resto del tiempo, el encuentro estuvo igualado y en el inicio de la segunda parte los asturianos tuvieron incluso el dominio del duelo.

En Champions ante el Borussia de Mönchengladbag el Barcelona empezó perdiendo y tuvo que apelar a las jugadas de estrategia para voltear el marcador. Posteriormente, llegó en Vigo el paradigma de los apagones. El Celta borró del campo al Barcelona en la primera parte, que acabó 3-0 para los de Berizzo. En la segunda, liderados por un Piqué al que se le echa mucho de menos como referente y líder del equipo, estuvo a punto el Barcelona de remontar el encuentro, pero de nuevo un error de Ter Stegen frustró la remontada de un Barça que había logrado sobreponerse a la caída de tensión de la primera parte.

En Valencia se ganó sobre la bocina en un partido que el Barça parecía tener controlado en la primera parte pero que en el inicio de la segunda se vio de nuevo superado por el Valencia que en diez minutos pasó de perder 0-1 a ganar 2-1.

Contra el City volvió a suceder y esta vez no hubo capacidad de reacción. Ante el Sevilla en el Pizjuán el próximo domingo, cualquier apagón resultará tan letal como el sufrido el martes en Inglaterra.