La UEFA de Ceferin blandea con los ultras
En Madrid nadie se explica (o nadie nos explicamos) cómo ha sido esto de la barbarie del Legia. Un club al que le han cerrado el campo, que el Madrid visitará a gradas vacías, y al que sin embargo hubo que facilitarle entradas, sin correspondencia, para el partido del Bernabéu. Esas entradas, unas 4.000 (el 5 % del aforo del estadio) cayeron en buena parte en personas decentes, pero en un porcentaje significativo en el tipo de bárbaros que han provocado, entre otros estrépitos, el cierre de su propio estadio. Allí no podrán entrar el día de la visita del Madrid, pero sí pudieron asistir al del Bernabéu.
Eran unos cuatrocientos, muchos de ellos de talla y contextura impresionante. Bien entrenados, pendencieros, adictos a la bronca. Puras malas bestias. Muchos de ellos, informó la Cadena SER, bien conocidos del club, porque forman parte de su cuerpo de ‘seguridad’, algo que es para echarse a temblar. Tuvieron a raya a dos mil policías especializados, que hubieron de echar el resto para ganar el partido, digamos que con apurado margen y a fuerza de sufrir bajas. El Madrid ha protestado a la UEFA. ¿Por qué tuvo que vender entradas a estos bestias, que no pueden ir ni a su campo?
La UEFA, la nueva UEFA de Alexander Ceferin, da explicaciones farfulleras. Que si el Comité de Competición es independiente... A cualquiera se le ocurre que si se cierra un campo, en pura coherencia se evapora la venta de entradas para visitar el otro campo. Pero el Legia vino acompañado de sus bárbaros, que dejaron un recuerdo siniestro. La UEFA no puede mirar para otro lado ni está eso en su tradición. Tiempo atrás supo ser radical con estos asuntos, a los que puso freno. Ahora blandea con los bárbaros del Legia. Ceferin medró con los votos del Este. Me pregunto si tendrá que ver...