Edu Mauri, un perico en el City más azulgrana

Hubo interés por colocar el pasado verano a Ricard Pruna, jefe de los servicios médicos del Barça, en la órbita del Manchester City. Pero no. Pep Guardiola, que estaba muy atento al casting, tenía claro el perfil; deseaba que la salud de su equipo estuviese en manos de un responsable joven, que hablase bien inglés. Evidentemente, con experiencia en el fútbol profesional y que, sobre todo, fuese muy discreto. Se presentaron varios nombres, pero el elegido fue Edu Mauri, un excepcional traumatólogo, que en su día fue profesional del fútbol y que supo llevar la negociación tan en secreto que ni Rosa, su actual pareja, se enteró hasta última hora, cuando fue consultada para tomar la decisión final.

Tras una carrera futbolística muy trabajada (jugó 68 partidos en Primera e hizo 22 goles) que pudo culminarse con la final de la Copa de la UEFA de 1988 perdida por el Espanyol de Javier Clemente desde el punto de penalti ante el Bayer Leverkusen, Mauri se puso en serio con lo que le gustaba: los estudios. Completó la carrera de medicina, aunque nunca dejó de verse y de saber de sus amigos íntimos: Tintín Márquez y Diego Orejuela. Tras estar en los servicios médicos del club blanquiazul, la llegada de Paco Flores al primer equipo le cambió la vida; el técnico le relegó de sus funciones y él entendió que fuera de Espanyol debería haber vida. Y vaya si la encontró. Fue reclutado, tras trabajar en la Teknon (clínica privada), por el gobierno de Qatar para ser el responsable médico de la Aspire, su proyecto elitista que debe convertir en campeones de todo a los jóvenes reclutados por el país. Allí pasó unos años antes de volver a casa, listo para un tiempo sabático. Y estando en casa, llegó la llamada de Guardiola. ¿Y quién le dice no a Pep? Pues ni un socio del Espanyol. Mauri, un perico en el City más azulgrana.